Arzak. El vigilante

Autor: Moebius

NORMA EDITORIAL NOS CUENTA POR FIN LA HISTORIA DE UNO DE SUS PERSONAJES MÁS ICÓNICOS DE MOEBIUS

Arzak es una serie de cuatro historietas fantásticas (cuyos títulos cambian de ortografía, consiguiéndose de esta manera los nombres de Arzach, Harzak, Arzak y Harzack) del autor francés Moebius, publicada en la legendaria revista Métal Hurlant, que constituyó una auténtica revolución para el cómic de la época.

Arzak ha prevalecido como una figura de culto en los cómics. Montado en su fiel pterodáctilo, explora el desierto B, un mundo paralelo poblado por criaturas extrañas, que se encuentra en las fronteras del sueño y la realidad. El magnífico dibujo de Moebius, junto con unos argumentos que él mismo define como “sin pies ni cabeza” y la ausencia de palabras, dan al lector la posibilidad de sumergirse en un mundo distinto. El propio Moebius ha confesado que el dibujo de Arzach fue algo muy personal para él, pues está basado en sus propios sueños.

En las décadas de 1970 y 1980 Moebius revolucionó el mundo del cómic. Sus historias de ciencia ficción surrealista y sus carismáticos personajes han infl uido a generaciones enteras de nuevos creadores. Métal Hurlant, la mítica revista francesa de la que fue también fundador, fue la plataforma de difusión de esta nueva forma de entender el noveno arte. Su influencia llegó hasta Estados Unidos, donde el trabajo de Moebius se publicó en color.

Jean Giraud, que a menudo firmó sus trabajos como Moebius, fue uno de los autores más importantes de la historia del cómic. Nació el 8 de mayo de 1938 en Nogent-sur-Marne, Val-de-Marne (Francia), y falleció el 10 de marzo de 2012 en París. Tanto en su país como en el resto del mundo, sus creaciones han marcado a generaciones enteras de lectores, y su registro es tan amplio que va desde el western hasta la ciencia-ficción, pasando por la ilustración, los diseños para películas y otras obras de carácter más personal e íntimo. Trabajó al lado de grandes autores como Alejandro Jodorowsky y Jean-Michel Charlier para crear sagas tan exitosas y memorables como El Incal y Blueberry. Siempre inquieto, una vez alcanzada una cumbre siguió avanzando, continuamente dispuesto a explorar nuevos territorios y a abrir camino a las generaciones venideras.