Expediente X-Sars-Cov-2

Por: Laureano Benítez

¿Por qué es España el país más afectado por la plandemia, a la cabeza en número de infectados y fallecidos por millón de habitantes, y también a la cabeza en rebrotes y nuevas oleadas, cuando hemos sido el país que ha sufrido la peor dictadura, la política más salvaje de confinamientos, mascarillas, y otras medidas tiránicas, mientras que los países que han tenido menos restricciones y más libertades presentan una incidencia de la plandemia mucho más baja?

¿Para qué ha servido la obligatoriedad de las mascarillas, si nada más decretarse empezó la segunda oleada? ¿Para qué ha servido el liberticidio, entonces?

¿Por qué se siguen realizando test, cuando el mismo Ministerio de Sanidad admite en sus comunicados que no son fiables en absoluto, llegando a afirmar incluso que el hecho de dar positivo en ellos no significa que se esté contagiado?

¿Por qué la medicina ha aceptado por parte de la clase política la invención de los enfermos asintomáticos, algo metafísicamente imposible, pues la persona que no presenta ninguna sintomatología es una persona perfectamente sana, que no puede contagiar a nadie?

¿Por qué España es el único país que contabiliza como contagiados a quienes dan positivo en los test, calificándolo como enfermos asintomáticos contagiadores, lo cual dispara las cifras de infectados de manera totalmente falsa, y ha creado a lo largo de todo el verano un estado de alarma que incide muy negativamente en la llegada de turistas a nuestro país?

¿Será acaso que  el Gobierno y las Autonomías pretenden realmente con premeditación y alevosía acabar con el turismo en España, nuestra principal fuente de riqueza, para destruir nuestra Patria, siguiendo los dictados de la jerarquía globalista?

¿Por qué, a pesar de que las cifras de los positivos aportadas por los test PCR en los supuestos rebrotes vienen a ser igual que las que había en el momento álgido de la pandemia, los fallecimientos son prácticamente inexistentes? ¿Qué quiere decir que este dato tan chocante?: ¿que el virus ha perdido prácticamente toda su fuerza, en una extraña mutación que le hace prácticamente inofensivo? ¿O bien quiere decir que los fallecimientos adjudicados a los positivos del periodo entre marzo y mayo eran falsos?

¿Qué extraño fenómeno de abducción de enfermos se está produciendo en nuestros hospitales, puesto que, mientras que en los medios de comunicación se afirma que tal y tal hospital están colapsados por la pandemia, luego, cuando va uno a ellos, observa que están prácticamente vacíos? ¿Dónde están los supuestos contagiados?

¿Por qué la gente no advierte que una resolución administrativa de una comunidad autónoma o un Ayuntamiento no puede implantar un estado de excepción en una localidad o conjunto de localidades, eliminando o limitando derechos fundamentales recogidos en nuestra Constitución, por lo cual esa resolución es completamente ilegal?

¿Por qué se ha confinado a una Comunidad Autónoma donde en diez días había habido solamente un ingresado en la UCI, y ningún fallecido?

¿Por qué la dictadura total que sufrimos reprime, recorta o simplemente elimina todas aquellas actividades que proporcionan bienestar y placer a los ciudadanos: cines, teatros, espectáculos deportivos, discotecas, terrazas, etc…?

¿Por qué hay movimientos de antifas, de elegetebeis, de oenegetas, de indepes, que se lanzan a arrasar las calles gritando contra el fascismo, la monarquía, los heteros, los católicos, los derechones, y, sin embargo, están calladitos y quietecitos ante el horror dictatorial que estamos padeciendo, sin que hayan  roto todavía ningún plato para protestar contra el totalitarismo que se está imponiendo? ¿Será que los plutócratas que les financian no les han dado órdenes en ese sentido?

¿Por qué la gente tiene un miedo a la muerte tan atroz, que, ante un presunto virus de letalidad en torno al 0,6%, que afecta a personas ancianas con patologías graves y que no se transmite por el aire, usa compulsivamente una mascarilla que no sirve para protegernos de nada, aferrándose a ella como a un salvavidas?

¿Qué sucesos paranormales experimenta este virus, que durante toda su trayectoria había atacado casi en exclusiva a ancianos con patologías graves y vacunados contra la gripe, especialmente en las residencias geriátricas, mientras que ahora, en una metamorfosis pasmosa, parece atacar con preferencia a los jóvenes?

¿Por qué no se pueden reunir más de 6 personas en las casas y, sin embargo, van multitudes arrejuntadas en los transportes públicos?

¿Por qué, si el virus es tan contagioso, no se infectaron ni Pedro Sánchez ni Pablo Iglesias, a pesar de convivir con sus mujeres contagiadas con el COVID?

¿Por qué, si es verdad que el virus se propaga por el aire, no estamos con mascarillas también dentro de las casas? ¿O es que el virus se queda en la puerta de nuestros domicilios, sin entrar?

¿Por qué las autoridades sanitarias tan expertas ellas afirmaron al comienzo que el virus no se transmitía de persona a persona, luego que sí se transmitía ―pero solamente si alguien tosía y estornudaba en nuestra dirección a menos de un metro de distancia―, y ahora dicen que el COVID viaja por el aire, embustero y saltarín? Con tantas contradicciones, ¿se puede confiar en estar autoridades tan expertas?

¿Por qué esas mismas autoridades dijeron al comienzo de la pandemia que las mascarillas no eran recomendables, y ahora sostienen que debemos llevarla todos obligatoriamente?

¿Por qué es más letal el virus a partir de la 1 de la madrugada, hora a la que se deben cerrar los locales de ocio nocturno?

¿Cómo es posible que la gente se pueda creer que, mientras que la totalidad de las vacunas requieren un periodo mínimo de seis años para su elaboración, la vacuna del COVID se va a poder conseguir en unos meses, con el añadido de que estamos ante una vacuna totalmente nueva, del tipo experimental, que nunca antes se ha ensayado ni aprobado?

¿Por qué se ha silenciado la amplia variedad de medicamentos que se han demostrado efectivos contra el virus, proclamando la vacuna como la única solución, llegando hasta el punto de perseguir y censurar las informaciones que ofrecían alternativas fiables a la vacunación?

¿Por qué los gobiernos del mundo se empeñan en querer hacer obligatoria para todo el Planeta una vacuna peligrosa, experimental, que no se ha testado lo suficiente, fenómeno nunca visto con anterioridad en nuestra historia, violentando con ello nuestros derechos humanos más elementales?

¿Por qué la inmensa mayoría de la población padece un desorden mental tan grave, una imbecilidad tan inconcebible, que se creen a pie juntillas toda la basura informativa, todo el inmenso Himalaya de mentiras con que los medios de comunicación están lavando el cerebro a las masas robotizadas e hipnotizadas?

¿Por qué en los medios de comunicación nunca aparecen tertulianos que profesen opiniones distintas a la versión oficial dada por el sistema, lo cual da lugar a que en todos los medios se afirme de manera abusiva y obsesiva el pensamiento políticamente correcto sobre el virus?

¿Por qué los colectivos más afectados por la tortura totalitaria del virus no se han rebelado contra la despótica imposición de ordenanzas legales que los llevaban a la ruina, practicando la desobediencia, y luchando por defender sus intereses desde las patronales o los sindicatos?

Y la pregunta del millón: ¿Por qué la gente de todo el Planeta no se ha echado todavía a las calles masivamente, para defender sus derechos conculcados, sus libertades restringidas, su salud amenazada, su prosperidad arruinada, reclamando la acción judicial contra los creadores de esta plandemia?

Las respuestas, amigos míos, están soplando en el viento.