Solo les falta hablar
Laura Luengo y Eduardo Terrer, cofundadores de la fundación Santuario Vegan, publican ‘Solo les falta hablar’, (Ediciones Martínez Roca), historias que demuestran cómo aman y sienten los animales.
Me llamo Laura y, junto a mi compañero Edu, creé el primer Santuario para animales de España que rescataba y daba una segunda oportunidad a esas víctimas invisibles de la explotación animal.
(…) Cuando empezamos el Santuario Vegan, tenía treinta y dos años, diez de los cuales siendo vegana. Y desde los dieciocho ayudando a los animales. Por ese motivo tenía muy claro el peso y la responsabilidad a la que nos podíamos enfrentar si decidíamos iniciar un Santuario.
Cuando rescatas a un animal tienes que cuidarle. No tiene sentido sacar de un apuro a alguien para dejarle en otro lugar igual o peor. Cuando ayudas, tiene que ser para mejorar su vida. Y es por eso que es tan duro ayudar a otros. Y da igual que hablemos de humanos o no humanos, porque al final es muy parecido. Renuncias a una parte de tu vida, esa en la que te refugias, tu espacio personal, y lo entregas a quienes tienen menos que tú.
(…) Una protectora está concebida como un lugar de paso, porque el objetivo es darle a ese perro o gato un hogar. Porque todo el mundo sabe que donde mejor van a estar es en una casa con una familia que se responsabilice de ellos. Por tanto, una protectora asume una responsabilidad limitada sobre cada animal rescatado, aunque si este tiene mala suerte, nunca nadie le adoptará y pasará allí su vida, la cual no será la que más le hubiese gustado tener.
Pero un Santuario no era eso, y es algo que ya sabía. Un Santuario es un lugar donde los animales van y no salen. Es su lugar. Es su hogar.
Un Santuario es un camino hacia un lugar más bonito para todos, y os invito a que lo recorráis con nosotros.
Eduardo Terrer
Me llamo Eduardo y, junto a mi compañera Laura, creé el primer Santuario para animales de España que rescataba y daba una segunda oportunidad a esas víctimas invisibles de la explotación animal.
En ese momento no sabía bien cuál iba a ser nuestro trabajo. Íbamos a ciegas, con la única referencia de un Santuario en Estados Unidos que tenía ochenta trabajadores y más de mil animales en sus tres refugios. Pero ya sabíamos que Estados Unidos era otro mundo y que allí la gente daba mucho más apoyo a las ONG que ayudan a los animales.
(…) Un Santuario dejaba de ser un lugar para pasar a ser un verbo, una acción. Rescatar, liberar, curar y dar una segunda oportunidad a los animales que habían sido víctimas de la cruel y brutal industria de la explotación animal. Es decir, un Santuario no era un lugar donde vivían animales rescatados, sino que, en realidad, un Santuario eran las vidas de esos animales rescatados.
(…) Cada animal rescatado venía de una situación terrible en la que su destino era la muerte. Empezamos a entender la esencia de lo que hacíamos, de lo que para nosotros era un Santuario: un lugar donde nacen historias, donde se da visibilidad a las víctimas invisibles de la ganadería.
(…) Las historias tienen un poder enorme, eso ya lo sabemos. Y cuando no solo las escuchas sino que las vives, te das cuenta de todo lo que hay detrás. Y sientes una necesidad imperiosa de contarlas.
(…) Fundación Santuario Vegan está llena de historias. Algunas son terribles y otras entrañables.
(…) Sus historias inspiran y muestran al mundo cómo son en realidad esos animales. Enseñan a la gente que no son diferentes a un perro, a un gato ni a nosotros mismos. Que solo quieren vivir y ser felices.
Este es un libro basado en sus historias, las de esos animales que hemos rescatado animales de diferentes especies que quizás nunca os parasteis a pensar en que tuviesen sentimientos y anhelos.
Gracias por acompañarnos y abrir vuestros ojos, mente y corazón a los animales.