¿Debemos preocuparnos por el desabastecimiento energético?

Por: Ricardo Ruiz

Aunque el desabastecimiento energético ha sido una cuestión que nunca ha preocupado a la mayor parte de la población, es cierto que en las últimas semanas ha sido un tema que no ha dejado de aparecer en los medios de comunicación y en nuestras conversaciones cotidianas. El hecho de que las grandes potencias apuesten todo al gas debido a la escasez de carbón está teniendo importantes consecuencias en los precios de la electricidad.

Tras la crisis sanitaria del Covid-19, China e India fueron algunos de los primeros países en iniciar su recuperación económica, a los que se fueron sumando paulatinamente otros. Todos ellos reactivación de sus industrias, tratando de satisfacer la demanda que no habían podido cubrir durante los meses de pandemia. Este aumento de la demanda ha provocado a su vez un incremento en la factura de la luz, que en el caso de nuestro país ha sido de un 500% en los últimos tres años. ¿Podría esta situación ocasionar un desabastecimiento energético a nivel mundial? ¿Existen alguna posibilidad de que haya un apagón en nuestro país en invierno?

En la actualidad, en prácticamente la totalidad del planeta se requiere de combustible y electricidad en el día a día, por lo que la crisis enérgica en la que estamos inmersos supone una amenaza a nivel mundial. De hecho, según los datos de Gas Infrastructure Europe, el porcentaje de gas en funcionamiento almacenado en Europa se sitúa ahora en el 74%, comparación con el año pasado por estas fechas, cuando estaba en el 94%, una caída que preocupa a nivel global.

En la Unión Europea, países como Alemania o Austria han alertado ya a sus ciudadanos de la crítica situación en la que se encuentran. El pasado mes de octubre, la Oficina Federal de Protección Civil y Asistencia para Catástrofes alemana lanzó un vídeo enseñando a su población cómo sobrevivir a, al menos, setenta y dos horas sin electricidad. Asimismo, estos países divulgan constantemente consejos dirigidos a sus ciudadanos relacionados con cómo actuar ante el abastecimiento de productos de primera necesidad, agua, linternas y combustible.

En el caso de nuestro país, la posibilidad de desabastecimiento de gas fósil es muy remota durante esta temporada de frío, por lo que podemos respirar tranquilos. Lo primero que debemos tener en cuenta es que en nuestro país hay un número suficiente de plantas de generación de energía para afrontar la cresta de demanda. Además, pese a ser un país energéticamente dependiente, España tiene capacidad para generar electricidad suficiente para poder auto abastecerse de forma prolongada. Por otro lado, debemos tener en cuenta que nuestro país es uno de los mayores productores de energías renovables y que este tipo de energías están disponibles independientemente de las mecánicas geopolíticas. En 2020, las energías renovables produjeron el 43,6% de toda la electricidad de España, un dato muy esperanzador y positivo de cómo, cada vez más, aumenta la demanda de estas, algo que beneficia no solo a la pobreza energética, sino también al medio ambiente y el cuidado de nuestro planeta.

De la misma forma, a modo de simulacro ante un posible apagón en nuestro país se hacen ejercicios de restauración del sistema cada dos o cuatro años, en colaboración con Francia y Portugal. En estos ensayos, se recobra el 90% del suministro en un lapso de cinco horas, por lo que el desabastecimiento energético en España es casi imposible que suceda.

Sin embargo, lo que en ninguna manera se puede evitar es el encarecimiento de los precios de la electricidad. Más allá de este aumento en los precios, las consecuencias sobre la economía alcanzarán a todos los sectores productivos a nivel global: desde la intensificación de la crisis en la automoción por la escasez de microchips a la producción de contenidos digitales. Otra de las nefastas consecuencias de esta subida del precio del combustible es la paralización de economías que disponen recursos económicos limitados, como es el caso de la Pakistán o Bangladesh, por ejemplo.

En definitiva, al margen de la histeria generalizada alrededor de un mundo oscuro, en España, las luces seguirían funcionando, aunque a un precio más caro que nunca.

 

Ricardo Ruiz
Director de JUAN ENERGY