El mayor bulo es Sánchez
Por: J.A. Martínez
El presidente del Gobierno ha lanzado la fundación Avanza, algo que ampulosamente presenta como un laboratorio de ideas con el objetivo de combatir el discurso de la ultraderecha y los bulos. Lo cierto es que lo tiene fácil, basta con que se mire en el espejo para descubrir que el mayor bulo es él, Pedro Sánchez.
El ceremonial acto contó con la presencia de la plana mayor del PSOE y de sus ministros, la claqué de aplaudidores al completo, dispuestos ellos a “desmontar las narrativas basadas en bulos y falsedades”, cuando en numerosas ocasiones son ellos mismos los altavoces de los bulos diseñados en la Moncloa.
No gobernaré nunca con Podemos, con Bildu no pactaremos nada, no concederé indultos a los secesionistas catalanes, traeré a Puigdemont para que sea juzgado por golpista, la amnistía es una línea roja que no se puede traspasar. Estas son algunas de las perlas más conocidas del presidente, que tiene la desvergüenza de acusar a la oposición de lanzar bulos para “enfangar” la política.
El hombre que llegó al Gobierno para regenerar la política nada ahora en un lago de corrupción. Su mujer y su hermano están imputados judicialmente por presuntos delitos de corrupción y tráfico de influencias y eso no es un bulo por mucho que Sánchez y sus medios vendidos lo proclamen a los cuatro vientos. Este viernes, Begoña Gómez, comparecerá ante un juez para dar cuenta de sus sospechosos negocios. Ya se ocuparán de que no haya imágenes de tan inédito acontecimiento para intentar tapar los trapos sucios.
En vez de lanzar fundaciones de cariz tan sectario y de amenazar a los jueces que actúan contra lo que se llama el entorno del presidente y a los que se resisten a aplicar la ilegal ley de amnistía, además de recuperar la franquista censura contra los medios críticos -jaleado rastreramente por los medios entregados- lo único que tendría que hacer Sánchez es dimitir. No hay país democrático que resista ver cómo la señora del presidente es imputada por sus oscuros negocios. Con su dimisión se dejaría de socavar el Estado de Derecho, misión en la que está empeñado el inquilino de la Moncloa, y se podría empezar a poner las bases de una verdadera regeneración democrática.