Es la economía… y mucho más
Por: El Vigía
Pedro Sánchez ha programado en el inicio del curso político una serie de actos propagandísticos para vender la ‘progresista’ gestión de su Gobierno. Tiene difícil engatusar a los ciudadanos, que sufren las consecuencias de una nefasta gestión de la economía, agravada por otras indignas medidas como el acercamiento de los sanguinarios etarras Txapote y Parot y los indultos a los golpistas secesionistas catalanes, o el más que previsible al corrupto José Antonio Griñán.
El presidente del Gobierno va a intentar convencernos de que las cosas no van tan mal como denuncia la oposición, pero la realidad le contradice. En el ámbito económico, es obvio que el Gobierno es incapaz de hacer frente a una inflación -el impuesto de los pobres- por encima del 10%. Los precios de la luz, del gas, de los carburantes y, en fin, de la cesta de la compra, están por la nubes, lo que complica y mucho la vida de los ciudadanos, que se enfrentan a un otoño de apretarse el cinturón hasta la asfixia. Para agravar el panorama, el mercado laboral no para de dar disgustos, como el aumento del paro en 40.000 personas y la destrucción de 190.000 empleos en agosto, en plena temporada turística.
Ya sabemos que Sánchez utilizará sus mítines para responsabilizar de todo ello a Putin, por la invasión de Ucrania, y al PP de Feijóo, a quien acusa de no arrimar el hombro ni hacer propuestas, aunque luego se las copie, como la de la rebaja del IVA del gas del 21% al 5%. ¡Ya era hora! Sin embargo, el resto de países de la UE también sufren las consecuencias de la guerra, pero sus gobiernos han adoptado medidas, dejando a España a la cola en todos los indicadores.
Además de echar balones fuera en lo económico, Sánchez pasará de largo sobre otras acciones del Gobierno que no pueden pasar desapercibidas, como el caso del continuo acercamiento de presos de ETA al País Vasco, que alcanza el culmen de la indignidad con el de Txapote y Parot, los terroristas más sanguinarios de la banda ETA, a quien puede que pronto veamos en la calle pese a tener condenas de cientos de años. Otra losa en la gestión de Sánchez que no abordará en sus actos de propaganda es la concesión de los indultos a los golpistas secesionistas catalanes, condenados por el Tribunal Supremo, y el más que probable a José Antonio Griñán, ex presidente del PSOE y de la Junta de Andalucía, condenado por corrupción. Sánchez llegó al poder por la moción de censura contra Rajoy basada en que la corrupción era intolerable, pero en el caso de los ERE de Andalucía -la mayor corrupción de Europa- no sólo no asume ninguna responsabilidad, sino que cínicamente afirma que con Griñán y Chaves pagan justos por pecadores.
Con estas vergonzantes medidas, Sánchez está pagando el precio de sus ‘socios’ de Bildu y los separatistas catalanes por sostenerle en La Moncloa. Pero como el presidente del Gobierno es un ser amoral y carente de principios acepta con gusto ese precio, que ningún demócrata estaría dispuesto a pagar. Por todo ello, es muy improbable que pueda reconducir el desastre electoral que le auguran las encuestas por mucho que pretenda disfrazarse como ‘el Gobierno de la gente’.