La corovacuna es un arma cargada de infierno

Por: Laureano Benítez

Pues ―parafraseando a Fray Luis de León― decíamos ayer que, según admite la FDA americana y se ve en gráfico adjunto, «puede que estos no sean todos los posibles efectos secundarios de la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer BioNTech. Pueden ocurrir efectos secundarios serios e inesperados. La vacuna de Pfizer BioNTech contra el COVID-19 aún está siendo estudiada en ensayos clínicos». Y, por supuesto, lo que se dice de la Pfizer también es aplicable a las demás vacucoronas.

Porque, junto a los efectillos reconocidos de enrojecimientillos en el lugar del picotazo, fiebrecillas, tosecillas, resfriadillos, mialgicillas, paralisisillas faciales, fatigacillas, etcetericillas, están los efectos «serios e inesperados». ¿Inesperados? ¿Qué quiere decir esto?: ¿Inesperados porque no se sabe si ocurrirán, o porque no se sabe a quién le sucederán? En todo caso, si son inesperados, ¿por qué hacen constar la posible ocurrencia de estos efectos adversos en la tabla, donde no hay ningún efecto que pueda considerarse como levecillo?

En el noticiario que me llega cada día a través de las redes no pestilentes ―algunios de los cuales ya salen en los medios de deformación, no se lo pierdan―, he comprobado que estos efectos ya han comenzado a producirse en los ovejunos vacunadorcitos, tal y como se preveía, pues incluso en los ensayos clínicos ya hubo incidencia de un conjunto de ellos, en especial los que se refieren a enfermedades neurodegenerativas causadas por trastornos autoinmunes.

El conjunto de este marasmo posvacunador es de tales magnitudes, que hasta el mismo término de «Himalaya» se queda corto a la hora de cuantificarlo

Entre estos posibles trastornos neurodegenerativos asociados a la vacuna anti COVID destaca la mielitis transversa, trastorno que se ha detectado ya en voluntarios durante los ensayos clínicos de la vacuna AstraZeneca, hecho que motivó una parada en las pruebas.

La mielitis transversa es una perturbación grave del sistema nervioso que se produce porque la vacuna puede hacer que el sistema inmunológico ataque la mielina que recubre las fibras nerviosas, interrumpiendo los mensajes que los nervios de la médula espinal envían a todo el cuerpo, facilitados por la mielina, envoltura lipoproteica que protege los axones nerviosos. Esta enfermedad guarda estrecha relación con la esclerosis múltiple y otras enfermedades neurodegenerativas, entre las que destaca la enfermedad autoinmune conocida como encefalomielitis diseminada aguda, una condición caracterizada por una inflamación repentina y generalizada del cerebro y la médula espinal.

Otra enfermedad autoinmune que puede producirse con la vacuna es el síndrome de Guillain Barre, enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico del receptor daña su propio sistema nervioso periférico, provocando anomalías en la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Suele empezar con un hormigueo y debilidad que comienza en los pies y las piernas, y luego se extiende a la parte superior del cuerpo y los brazos. En aproximadamente el 10 % de las personas con el trastorno, los síntomas comienzan en los brazos o la cara, y es de resaltar que ya se han dado casos de personas vacunadas que presentan parálisis facial. A medida que el síndrome de Guillain-Barré avanza, la debilidad muscular puede transformarse en una parálisis.

Junto a estos posibles efectos neurodegenerativos, la FDA advierte de la posibilidad de efectos negativos en el embarazo y el parto, ya que la vacuna consiste en introducir en nuestras células el ARNm que codifica la proteína «espiga», ―que es como la llave que abre nuestras células para provocar la infección―, con el fin de que nuestras células la fabriquen y así se generen anticuerpos. El problema es que esta proteína viral o de pico guarda una gran semejanza con la sincitina-1, una proteína fabricada por retrovirus endógenos ―virus antiguos cuyos genes tenemos implantados en nuestro genoma―, que interviene decisivamente en la formación de la placenta, por lo cual, al acometer nuestro sistema inmunitario la proteína “espiga”, también pueden atacar la sincitina-1, provocando abortos, defectos congénitos, e infertilidad.

La esterilización de amplias capas de la población es un objetivo muy grato a las élites luciferinas que conspiran por el Nuevo Orden Mundial, pues para establecer su despótico Gobierno Mundial del Anticristo necesitan una drástica reducción de la población mundial ―quieren dejarla en 500 millones―, horizonte que se puede conseguir mucho más fácilmente provocando la infertilidad, que organizando guerras y vacunando.

Soy de la opinión de que la esterilización es una de las joyas del coronavirus, en el sentido de que la plandemia busca la infertilidad como uno de sus objetivos más relevantes, hasta el punto de que el supuesto virus quimérico se creó con esta intención.

En el año 2000 un grupo de investigadores de la Universidad de Leeds (Inglaterra) ―dirigido por la doctora Tipnis― descubrió y caracterizó una enzima del organismo humano, estrechamente relacionada con la reproducción, a la que llamaron ACE2. Esta investigación se realizó mediante rigurosos procedimientos científicos, que fueron corroborados por investigaciones posteriores, que demostraron que la ACE2 no se encuentra en los pulmones, y que su lugar de prevalencia son los testículos. (https://www.jbc.org/content/275/43/33238?ijkey=26b9ef52aaf381027f90ac187adb8fc72e480379&keytype2=tf_ipsecsha)

Sin embargo, a partir del año 2003 empieza la construcción de un relato falso en el que se afirma que esa enzima está ampliamente distribuida por todo el organismo ―en especial en el tracto respiratorio, algo completamente falso―. Este engaño impúdico tuvo como protagonista a un tal Dr. Li, quien publicó en ese año en la revista «Nature» una investigación fraudulenta, basada en experimentos incompletos faltos del más mínimo rigor científico.  A partir de ahí la comunidad virológica internacional y microbiológica asume que la puerta de entrada al organismo humano de los coronavirus es la enzima ACE2 ―falsamente ubicado en el endotelio del aparato respiratorio―, afirmación que no fue argumentada con pruebas contundentes.

Este hecho no pasó desapercibido a la industria farmacéutica, siempre pendiente de los últimos hallazgos de los investigadores, para ver qué beneficios pueden sacar de ellos. Fue así como ahora hemos llegado a una supuesta vacuna que pretende inhibir la enzima ACE2 por creer que es el receptor que utiliza la proteína espiga de un supuesto virus para introducirse en la célula para infectarla. Es decir, que tenemos una vacuna que ataca al ACE2 de los testículos y a la sincitina de la placenta: blanco y en jeringuilla.

La lista de la FDA también incluye la trombocitopenia, enfermedad autoinmune o de la médula ósea que disminuye el número de plaquetas en la sangre, lo cual provoca dificultad de coagulación. Precisamente está corriendo ahora por las redes el testimonio de la esposa de un médico que después de la vacuna ¡se quedó con un nivel 0 de plaquetas! En el lado contrario, se puede producir una trombosis venosa, con la formación de un coágulo de sangre dentro de una vena. La lista también incluye infarto agudo de miocardio y accidente cerebrovascular junto con convulsiones y ataques.

Otra complicación de la vacuna puede ser la enfermedad de Kawasaki, una lesión común por vacunación en niños menores de cinco años, que produce inflamación (hinchazón y enrojecimiento) en los vasos sanguíneos de todo el cuerpo.

Las vacunas que utilizan la técnica del vector viral también presentan otro tipo de riesgos, como la posibilidad de aumentar la infección por SIDA. En efecto, estas vacunas pretenden introducir ADN en nuestras células utilizando como vehículo intermedio ―caballo de Troya― virus modificados genéticamente, como los adenovirus, especialmente de chimpancé.

El problema radica en que se utiliza un adenovirus tipo Ad5, que se utilizó que los ensayos de la vacuna contra el VIH, el cual favorece exponencialmente el riesgo de contraer el virus del SIDA, como se ha demostrado en Australia, donde han paralizado la vacunación ―con una vacuna hecha por la Universidad de Queesnland― debido a este problema.

Pero posiblemente la joya de la coronavacuna es la famosa y tremenda «amplificación dependiente de anticuerpos» (ADE), patología omnipresente en todas las vacuna fallidas contra los coronavirus, que fracasaron debido al ADE. En pocas palabras, este trastorno significa que la vacuna contra los coronavirus no refuerza la inmunidad a la infección, sino la capacidad del virus para entrar e infectar las células, lo que viene a producir una enfermedad más grave que si no te hubieras vacunado. Este fenómeno provoca la muerte de prácticamente todos los animales con los que se experimentaban estas vacunas, y por esta fase de ensayo animal se ha omitido casi el todo en los ensayos de las vacucoronas.

En el informe «Divulgación de consentimiento informado a sujetos de ensayo de vacunas de riesgo de enfermedad clínica que empeora la vacuna COVID-19» (https://periodistasporlaverdad.com/informe-consent-disclosure-to-vaccine-trial-subjects-of-risk-of-covid-19-vaccine-worstering-clinical-disease/) publicado en el «International Journal of Clinical Practice» el 28 de octubre de 2020, se señala que “las vacunas COVID-19 diseñadas para inducir anticuerpos neutralizantes pueden sensibilizar a los receptores de la vacuna a una enfermedad más grave que si no estuvieran vacunados”.

Según el estudio, «los anteriores esfuerzos de vacunación contra el coronavirus ― contra el coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV), el coronavirus del síndrome respiratorio del Oriente Medio (MERS-CoV) y el virus sincitial respiratorio (RSV, por sus siglas en inglés)― han suscitado serias preocupaciones. Estas vacunas tienen una tendencia a desencadenar una amplificación dependiente de los anticuerpos.

Este riesgo se disfrazó en los protocolos de los ensayos clínicos y se oculta en los informes  para las vacunaciones ya en marcha, hasta tal punto que es poco probable que los pacientes comprendan adecuadamente este riesgo, por lo que no es posible un consentimiento verdaderamente informado de los sujetos de estos ensayos.

Y, ojo al dato, ¿quiénes son las personas más propensas a padecer el ADE?  Según Ralph Baric, epidemiólogo y experto en coronavirus,  en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.― en mi opinión, uno de los posibles creadores del virus quimérico, en combinación con una viróloga china― «existe el potencial de ADE, pero el problema más grande es probablemente la inmunopatología Th2». En efecto, en estudios previos del SARS, se descubrió que los ratones envejecidos tenían riesgos particularmente altos de inmunopatología Th2 potencialmente mortal. Baric expresa su preocupación por lo que eso podría significar para el uso de una vacuna COVID-19 en personas mayores. «Por supuesto, los ancianos son nuestra población más vulnerable», agrega. Vaya, vaya: ¿tendrá esto algo que ver con el segundo gerontocidio que se está haciendo en la población mundial?

Naturalmente, la muerte es otra de las posibilidades de la vacuna, como se reconoce en la declaración de la misma FDA. Esta contingencia se puede encontrar en un artículo titulado «¿Por qué vacunar a nuestros más débiles?», en el cual  la Dra. Kelly Moore ―directora asociada de la Immunization Action Coalition (Coalición de Acción de Inmunización)―, señala que la vacuna no funciona de manera tan eficaz en las personas de edad avanzada con alguna patología ―justo las que presentan más vulnerabilidad a la enfermedad, mira por dónde― como en las personas sanas.

En el texto se llega a afirmar incluso que no debe cundir la alarma si la gente empieza a morir después de administrarse la vacuna, porque pueden ocurrir muertes que no necesariamente tengan nada que ver con ella… Eso sería algo que esperaríamos, como algo normal, porque la gente muere frecuentemente en los asilos”, con esto culmina la doctora su sorprendente informe (https://www.alertanacional.es/la-cnn-o-como-los-medios-socialistas-ponen-la-venda-antes-que-la-herida-no-se-alarmen-si-la-gente-empieza-a-morir-despues-de-vacunarse/)

Y coronando este Himalaya tremebundo y apocalíptico, damas y caballeros, tenemos la clara posibilidad de los perversos cambios en el genoma humano que esta satanivacuna puede producir. De esos hablaremos en el siguiente artículo.

PD para los afirmaciovacunistas: dos vídeos de rigurosa investigación donde víctimas de las vacunas dan sus testimonios: https://elinvestigador.org/vaxxed2/