Las profecías del ecoterrorismo

Nueva antología del disparate

Por: Laureano Benítez

Las profecías eco-apocalípticas –desde su lejano origen malthusiano– que se han hecho en el pasado siglo y en éste por profetas que anuncian catástrofes tremendas, dantescos desastres y apocalipsis sin fin sólo tienen parangón con las profecías de esos supuestos mesías líderes de sectas enloquecidas, que van desde los supuestos “contactados” a los iluminados que te dicen “Yo soy el nuevo Mesías”, como quien dice a un loquero: “Yo soy Napoleón”. 

Naturalmente, la mayoría de estos agoreros que anuncian fines del mundo a cada rato son “bienpagaos” por los potosíes globalistas, apesebrados por las mafias de siempre, que les untan para que lancen a voz en grito hecatombes apocalípticas de las que usted y yo tenemos la culpa por ser tan contaminadores. ¿Por qué y para qué las hacen? El fracaso de todas ellas indica que carecían de datos fiables para hacerlas, y que, si las lanzaron a los cuatro vientos es porque les pagaron para que las difundieran con el fin de asustar al personal, porque querían sus cinco minutos de gloria a base de sensacionalismo, porque eran –y son- unos ineptos, o porque están locos de remate –nutjobs, como se conoce a esta gente en la jerga inglesa-.

Lo más relevante de este batiburrillo de predicciones es que están realizadas generalmente por “expertos”, por individuos que tienen posiciones respetadas en el gobierno y la ciencia, y que estas profecías fallidas, aunque se reportaron con entusiasmo por medios ansiosos por titulares sensacionalistas, por lo común no se revisan cuando se evidencia su descomunal fracaso.

El problema de estas profecías eco-apocalípticas es que, cuando llega la fecha anunciada para la hambruna, el meteorito, la sequía, las inundaciones, la temperatura infernal, la fusión de los hielos, etc, no ocurre nada de nada, y el mundo sigue girando incólume en su órbita.

Otro hecho a resaltar es que estas profecías de calamidades causadas por supuestos cambios climáticos están publicadas en diarios de raigambre, de primera línea, como el New York Times, el Times, The Guardian, The Boston Globe… etc.

Sin embargo, aunque no valgan como pronósticos creíbles, sí que cumplen la labor de hacernos reír, de liberarnos de tensiones a base de carcajadas, de tan esperpénticas como son. Pasen y vean :

 

1967: “Hambruna terrible para 1975”. (por SOBREPOBLACIÓN)

1969: “Todos desaparecerán en una nube de vapor azul para 1989”. (por CONTAMINACIÓN)

1970: Edad de hielo para el año 2000. (por CONTAMINACIÓN)

1970: “América sujeta a racionamiento de agua en 1974 y racionamiento de alimentos en 1980”. (por CONTAMINACIÓN)     1971: “Se acerca la nueva era de hielo”. (por contaminación causada por COMBUSTIBLES FÓSILES)

1974: “La nueva era de hielo viene rápido”. (CAMBIO CLIMÁTICO)

1974: El agotamiento del ozono es un “gran peligro para la vida”.

1978: “Sin fin a la vista” a la tendencia de enfriamiento global por los siguientes 30 años.

1980: “La lluvia ácida mata la vida en los lagos”.

1988: Washington DC sufriría de temperaturas de más de 90° F de 35 días al año (lo normal) a 85 días al año. (por el CALENTAMIENTO GLOBAL)

1988: Maldivas completamente bajo el agua en 30 años. (CALENTAMIENTO GLOBAL)

1989: El aumento de los mares podría “destruir” a las naciones para el año 2000.

1989: West Side Highway de Nueva York bajo el agua para 2019. (EFECTO INVERNADERO)

2000: “Los niños no sabrán qué es la nieve”. (CAMBIO CLIMÁTICO)

2004: Gran Bretaña tendrá clima siberiano para 2020. (CAMBIO CLIMÁTICO)

2008: Al Gore advierte sobre el Ártico sin hielo para 2013.

2009: el príncipe Carlos dice que sólo quedan 8 años para salvar al planeta (por culpa del CAPITALISMO).

2009: el primer ministro del Reino Unido dice 50 días para “salvar al planeta de la catástrofe”.

2014: solo 500 días antes del “caos climático”.

Un ejemplo prístino de profecía fallida es la que anunciaba la casi desaparición de los osos polares, debido a la progresiva desaparición de los hielos por el calentamiento global.

En esta predicción tremendista se vio claramente el uso de una de las estrategias más usadas para las lobotomías por parte del globalismo: mostrar a la opinión pública imágenes impactantes sobre la idea que quieren implantar en los cerebros de la crédula borregada.

Recordemos el caso del niño Aylán, cuyo cadáver se mostraba en una playa, explicando que se había ahogado en un viaje de refugiados que pedían asilo. La imagen dio la vuelta al mundo, y quedó como icono eterno del derecho que tienen los refugiados a recibir asilo, culpabilizando a la maldad humana del fallecimiento del infante. 

Luego se supo que la foto estaba trucada, pero ese hallazgo no dio ninguna vuelta a ningún mundo.

En el caso del ecoterrorismo, una de la imagen más icónica es aquella en la que se ve a un pobre oso polar casi de puntillas sobre un minúsculo pedazo de hielo, rodeado de agua, náufrago a punto de perder su exiguo territorio ante el calentamiento que lo derrite, rodeado de un mar atiborrado de neumáticos, bolsas de plástico, y otros tipos de basura creados por la irresponsabilidad humana –que incluiría condones, presumo–.

Mas lo cierto es que estamos ante otra farsa delirante, ante otra manipulación más de la ideología “sostenible”, ya que los estudios han demostrado que entre los años 2005 y 2015 la población total de osos polares se habría incrementado en un considerable 27%,  pasando de los 22.500 ejemplares que se calculaban en aquel momento a los 28.500 que estiman los estudios actuales.

Estos últimos estudios han hecho aún más importante este crecimiento, ya que hasta su publicación la pasada semana, la cifra global estimada de osos polares era de unos 26.500, aún así casi un 18% más que en 2005, tal y como informa la página especializada Polar Bear Science (1). 

Lo más destacable de estas profecías eco-apocalípticas es, además de sus fracasos, que dicen una cosa, y la contraria sin ningún tipo de rubor, sin ningún mea culpa:: igual se habla de enfriamiento global, amenazando con una nueva edad de hielo, que pasan a hablar pocos años después del calentamiento global. 

El caso es crear alarmas, alertas, emergencias, estados de miedo que motiven a la población a asumir sacrificios de bienes y libertades, porque “hay que salvar el Planeta”, y porque nosotros tenemos la culpa del desastre ambiental que se avecina, que ya está aquí… Y hay que inmolarse en la ruina y la dictadura porque queda muy poco tiempo para evitarlo, porque si no, vamos a morir todos en un vertedero de escombros, con los cuervos sacándonos los ojos, enterrados en bolsas de plástico y tal.

Es lo de siempre: el control mediante el miedo. Ya sucedió con la plandemia, pero ahora vienen con algo que durará mucho más tiempo, con la excusa perfecta para su satánico crédito social chino: la “huella de carbono”.

 

(1) https://www.libertaddigital.com/ciencia-tecnologia/ciencia/2017-02-26/la-poblacion-de-osos-polares-crece-mientras-lo-ponen-como-ejemplo-de-los-estragos-del-cambio-climatico-1276593579/

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