Ruiseñora presenta un villancico en castúo
El dúo Ruiseñora recupera el dialecto castúo en “Villancicu (La majá estremeña)”, un villancico zambombero, sideral y futurista.
Como si saliesen a pedir el aguinaldo en una Extremadura que sirviese como telón de fondo de un “Blade Runner” del Siglo XXIII; como si el “All I Want For Christmas is You” de Mariah Carey fuese reemplazado por la copla sideral y la psicodelia folktrónica de un brasero de picón; Ruiseñora presenta el único villancico válido.
Parecía que se acababa el año a las bravas, este año extraño como un fósil, pero de repente surgió una zambomba (un bombo de los de antes) y la posibilidad de cantar grave y en castúo. Este villancico popular, en el dialecto casi perdido derivado del astur-leonés que se hablaba en el norte de Extremadura, mezclado con el acento del suroeste y con su “penina” eterna —de no habel síu pastol—, se conjugan en este aire de diciembre en la majá extremeña.
“Villancicu (La majá estremeña)” es la singular manera que el dúo extremeño tiene de llevar la raíz del cancionero popular de las festividades navideñas a un imaginario en donde el devocionario psicodélico-electrónico se funde con una mirada hacia la raíz que sigue trazando un puente transgeneracional.
Manteniendo la apuesta habitual que busca lo lisérgico en lo popular, en este caso en forma de una melodía y una letra bien conocidas en Extremadura, Ruiseñora intenta mantener los elementos propios de los villancicos clásicos, como son la pandereta, la zambomba y los coros navideños, engrasados en su máquina electrónica característica.