Teatros del Canal muestra la estrecha relación entre las máquinas y la materia viva
La relación entre las máquinas y la materia viva es cada vez más estrecha. En un momento de desarrollo científico imbricado al de la tecnología, algunas de sus consecuencias pueden adivinarse, de un modo artístico, en Máquina Orgánica, la gran exposición que contempla la tercera edición del ciclo Canal Connect en Teatros del Canal entre el 23 de marzo y el 23 de abril.
Además, Canal Connect ha programado cinco espectáculos internacionales, cuatro mesas redondas y un taller que llevarán al público de su tercera edición a la vanguardia de la relación entre las artes, la ciencia y la tecnología.
La muestra ocupará diversos espacios de Teatros del Canal: pasillos, salas, aulas de ensayos del Centro Coreográfico Canal, vestíbulos… y está compuesta por 23 obras de artistas nacionales e internacionales. Según su comisario, Charles Carcopino, “es una invitación a viajar al corazón de la tecnología y a las fronteras de lo vivo”.
Para el responsable de Máquina orgánica, esta “pretende ilustrar cómo el desarrollo de la inteligencia artificial y el aprendizaje profundo, así como el uso generalizado de múltiples formas de algoritmos, están estimulando fuertemente el proceso de autonomía de las máquinas”.
“El futuro de la humanidad -señala Carcopino- no se puede disociar de la evolución tecnológica que se fusiona con nuestro cuerpo y lo trastoca todo, hasta el punto de cuestionar el origen mismo de la vida. Las máquinas orgánicas transforman, reparan y aumentan lo vivo, mientras que las que tienen inteligencia artificial se vuelven autónomas hasta el punto de convertirse en la primera potencia capaz de organizar y gestionar el flujo de información entre humanos”.
Máquina Orgánica, explica la directora de Teatros del Canal Blanca Li, atiende a aquello que está transformando una de las ciencias de mayor progreso en la actualidad, aparte de ser la más vinculada a la vida: la biología, en sus ramificaciones de la genética, la biotecnología, la biodinámica, la biorrobótica y sus aplicaciones biomédicas, pero también ecológicas y ambientales. “Es una exposición para ilustrar en qué momento estamos, cuando la frontera de lo mecánico y lo artificial comienza a desdibujarse en relación a la materia viva”.
FRANCESC CADET
Por ejemplo, la artista multimedia francesa France Cadet presenta una colección de vientres artificiales, similares a los de Matrix, en los que crecen robots bebés y se pregunta por un posible futuro en el que las máquinas sean capaces de reproducirse por sí solas, sin seres humanos.
Otra de las piezas, Akousmaflore, consiste en un jardín compuesto por verdaderas plantas musicales que reaccionan al tacto, a las palabras o a los sonidos, porque son sensibles a la energía electrostática.
BILL VORN
Por su parte Bill Vorn, artista canadiense volcado en el arte robótico, pone en escena en I.C.U. (Intensive Care Unit), una obra con máquinas postradas en cama, enfermas y dolientes que reaccionan ante la presencia de los espectadores, en una alegoría médica en la que las criaturas mecánicas y su sistema de soporte vital se mueven con dolor.
Máquina orgánica es también una gran muestra integradora y en paridad. “Las mujeres han desembarcado en el mundo de la ciencia y la tecnología como nunca antes, y esto también se demuestra en las artes”, señala la directora de Teatros del Canal.
YOSRA MOJTAHEDI
En la exposición figuran jóvenes de prestigiosas carreras internacionales como la iraní Yosra Mojtahedi, que presenta dos piezas: Vitamorphose, una instalación escultural y sonora que une formas orgánicas y minerales y crea un objeto a la vez vivo e inerte, una abstracción del cuerpo humano y del animal. Y Sexus Fleurus, una forma vegetal inspirada en los órganos del cuerpo humano que es a la vez un espacio femenino, una piel, una flor sensual, una reflexión animal y humana sobre el deseo de ser y de ser tocado.
ANAISA FRANCO
Por su parte, la brasileña Anaisa Franco ha creado un software que utiliza un sistema de reconocimiento facial para escanear, recopilar y exhibir los rostros de las últimas 500 personas que ha entrado en la sala, como metáfora del uso acrítico del selfie y la falta de intimidad consentida e irreflexiva que conlleva.
SABRINA RATTÉ
La canadiense Sabrina Ratté presta atención a la naturaleza en dos instalaciones. Si en Objets-monde se interesa por las huellas que dejan los humanos en el medio ambiente, así como por el modo en que estas se convierten en parte intrínseca de nuestro ecosistema, en Floralia nos sumerge en un futuro especulativo, en el que se conservan muestras de especies vegetales entonces extinguidas y se exponen en una sala de archivo virtual.
PRESENCIA ESPAÑOLA
La presencia española está representada por María Castellanos Vicente, Filip Custic, Félix Luque Sánchez y Enrique Radigales.
María Castellanos presenta una instalación compuesta por tres pequeños invernaderos, donde conviven máquinas y plantas con Unexpected Ecosystems, que explora la interacción entre plantas y máquinas blandas mediante el uso de la Inteligencia Artificial.
Filip Custic, el artista que diseñó para Rosalía el entorno visual de El mal querer, nos presenta en pix(x)el una escultura hiperrealista vestida con pantallas interactivas que el espectador puede modificar, utilizando el traje para dar forma a un nuevo cuerpo que trasciende a la edad o el género.
Félix Luque, junto a Vincent Evrard y Damien Gernay propone con Perpétuité II una performance antropomórfica donde se entremezclan lo digital y lo natural, lo sintético y lo humano, la coreografía y la repetición, la fluidez y la matriz, el robot y el animal.
Enrique Radigales nos trae Environtech, una instalación que incorpora elementos tecnológicos y otros más de índole natural o animal que representa la posible convivencia entre determinados organismos, reuniendo lo animal, lo vegetal, lo humano y sus construcciones artificiales.
Y por último Mónica Rikic está presente en la muestra con dos piezas, Especies IV, V y VI, con la que la artista imagina posibilidades de evolución alternativas para la inteligencia artificial, y La computadora que quería ser incomputable, una propuesta de ficción futurista que abre el debate sobre si la inteligencia artificial puede ser creativa o no.
Estos artistas, afirma Blanca Li, “y sus no menos prestigiosos compañeros llevarán a los madrileños por un recorrido de descubrimientos inauditos, de una belleza e inteligencia tan revolucionarias como sus propias temáticas”.
El acceso a Máquina Orgánica será gratuito para los espectadores que presenten la entrada de cualquier espectáculo de Canal Connect u otro espectáculo de esta temporada de Teatros del Canal.