Regresa la censura

Por: José Antonio Martínez

La portavoz de Más Madrid en la Asamblea, Manuela Bergerot, ha tenido la ocurrencia de plantear la creación de un comité de expertos independientes para atajar lo que considera “bulos” de los medios de comunicación. En otras palabras, la diputada comunista apuesta por recuperar la censura de los tiempos del dictador Franco.

Dice el aforismo que los extremos se tocan, y aquí vuelve a demostrarse. Una formación de extrema izquierda proponiendo las mismas prácticas que la dictadura franquista como la de implantar la censura de prensa. La medida iría, naturalmente, contra los medios digitales que han tenido la osadía de destapar la corrupción generalizada del PSOE y los intrépidos negocios de Begoña Gómez, esa señora particular que reside en el Palacio de la Moncloa.

Nada nuevo. Igual que la cabra tira al monte, la extrema izquierda tiene urticaria a todo lo que huela a libertad y más si se trata de la libertad de expresión o de información. La izquierda en España -como muy bien está demostrando el Gobierno Frankenstein- siente pasión  por prohibir e imponer. Prohibir la libertad de prensa, el libre mercado, abolir la propiedad privada… E imponer, desde lo que debemos comer, hasta lo que debemos cobrar por alquilar nuestra casa, etc.

Así, su propuesta de recuperar la censura de prensa la justifican en que “defender la democracia pasa por luchar contra los bulos, contra los señalamientos y contra los ataques a los adversarios políticos”. Se refieren claro a los ataques que sufre la ciudadana Begoña Gómez, o los Koldo y Ábalos por sus oscuros negocios. Pero eso mismo no sirve en el caso de los ataques contra Isabel Díaz Ayuso por mediación de su novio, a quien se ha linchado públicamente desde el partido en el poder y desde la propia Agencia Tributaria, con toda una vicepresidenta del Gobierno y ministra de Hacienda violando la ley por desvelar datos de un particular.

El Gobierno que más ferreo control practica con los medios de comunicación -unos porque son de titularidad pública y deciden sus contenidos y otros porque los compran abiertamente- se lamenta de que unos pocos digitales cumplan su papel de informar sobre las actividades del Ejecutivo y destapar la corrupción cuando esta se produce. Sonroja ver a ministros señalando y amenazando a determinados medios y periodistas -igual que han hecho con los jueces- al más puro estilo mafioso. Eso sí que pone en riesgo la libertad de información, pero eso es quizá lo que buscan. Implantar la censura como en los tiempos de Franco.