¿La inflación nos hace menos solidarios?
Por: Victoria González
A lo largo de los años, hay algo que podemos afirmar con total certeza: los españoles somos personas solidarias y ayudar a quienes más lo necesitan es una de las cuestiones que nos preocupan como sociedad. De hecho, varios rankings sitúan a nuestro país como uno de los más solidarios de la Unión Europea.
Además, cabe destacar que las entidades sin ánimo de lucro consiguen alcanzar hasta el 53% de confianza entre los ciudadanos españoles, según los resultados del Edelman Trust Barometer Spain 2023. Esta cifra se traduce en un dato muy positivo para el Tercer Sector, que se posiciona por encima de otro tipo de entidades o instituciones. Prueba de ello es que los españoles, cada vez más, se decantan por opciones solidarias en su vida cotidiana: desde contratar comercializadoras eléctricas con fines sociales, hasta apostar por productos generados por entidades que destinan sus beneficios a la justicia social. Y esto mismo se ha visto reflejado, hace solo unas semanas, en Navidad.
No es un secreto que, en el último año, España se ha enfrentado a un desafío importante: el encarecimiento de la vida. Los precios de bienes y servicios han aumentado en 2023 afectando a la economía y al bolsillo de todos los españoles. El aumento de la energía, la vivienda o los alimentos básicos de nuestra cesta de la compra han sido, sin duda, algunos de los factores que más afectados se han visto en este periodo. Un claro ejemplo de ello y uno de los productos que más llama la atención en los últimos meses, por su excesivo encarecimiento, es el aceite de oliva que ha duplicado su precio.
Así pues, en la reciente campaña de Navidad, muchas entidades han trabajado en la elaboración de las cestas navideñas para empresas que, por costumbre, incluyen productos típicos de la época como mazapanes o turrones, sin dejar de lado clásicos como los embutidos, los quesos o el aceite de oliva, un claro imprescindible en nuestra gastronomía. No obstante, las empresas no han dejado de adquirir estas cestas y han optado, por ejemplo, por mantener el aceite de oliva adaptándose a las restricciones presupuestarias mediante la inclusión de formatos más pequeños.
Esto se ha visto reflejado, por ejemplo, en los resultados de FUNDACIÓN JUAN XXIII, que desde su Centro Especial de Empleo donde trabajan personas con discapacidad, elaboran cestas de Navidad cada temporada cuyos beneficios se destinan 100% a fines sociales. Y este año, a pesar de la situación en la que nos encontramos, no solo no han visto sus pedidos disminuir, sino que ha conseguido incrementar hasta en un 24% sus ventas con respecto a 2022.
Por supuesto que la inflación y el encarecimiento de la vida en general es un desafío; aumentan nuestras preocupaciones y nos hacen tener que recortar en gastos, pero no ha debilitado la sólida red de solidaridad que nos une, ayudando en este caso con las cestas de Navidad a la inclusión social y laboral de personas en situación o riesgo de vulnerabilidad psicosocial.
Victoria González
Gerente de Marketing Promocional y Comercio Solidario de FUNDACIÓN JUAN XXIII