El cine de Kidlat Tahimik, protagonista en el Reina Sofía
El próximo jueves 10 de febrero arranca en el Reina Sofía el ciclo de cine Las películas de Kidlat Tahimik. Fábulas contra el desarrollismo, que coincide con el final de su exposición que se puede visitar en el Palacio de Cristal del Parque del Retiro. El ciclo incluye cinco de sus largometrajes históricos, sus inicios en el cine como actor, dentro de la histórica película “El enigma de Gaspar Hauser”, de Werner Herzog, y una “carta blanca” seleccionada por el propio cineasta. El ciclo, comisariado por Chema González, contará con debates y coloquios presenciales con el cineasta y con su colaborador y actor principal en sus películas, su hijo Kidlat de Guia.
Kidlat Tahimik (Baguio, 1942), nacido como Eric de Guia Oteyza, es el pseudónimo de Rayo Tranquilo en tagalo. Su obra es uno de los orígenes del reciente cine de vanguardia filipino, y cineastas de reconocido prestigio internacional como Khavn de la Cruz, Brillante Mendoza o Lav Díaz reconocen a Tahimik como uno de sus maestros incontestables. Su filmografía es también el final del “Tercer Cine”, el movimiento fílmico de los países del Tercer Mundo durante las décadas de 1960 y 1970 que defendía un cine de escasos medios e “imperfecto”, en palabras del director cubano Julio García Espinosa, como arma de combate y emancipación de la industria fílmica e ideológica del Primer Mundo. La temática principal del “Tercer Cine”, la desigualdad, la tiranía del progreso y el imperialismo cultural y político, también son los ejes fundamentales de la obra de Tahimik.
Su cine propone una denuncia contra el crecimiento y el desarrollo forzado, contra la homogeneización cultural y social que este modelo implica, pero rehúye de manera novedosa el realismo social y el documental fáctico, predominantes en estos temas durante la década de 1970, cuando Tahimik realizara sus largometrajes más destacados. Tahimik actualiza el género de la comedia renovando la figura del payaso en el cine, desde Charles Chaplin hasta Jacques Tati, un clown interpretado por sí mismo que vive las contradicciones de la globalización y no deja de interrogar e investigar con quienes le acompañan, otras formas de estar en el mundo, porque, después de todo, quizá la ingenuidad y el absurdo sean las mejores herramientas contra la broma pesada del desarrollismo.