El entrenamiento de fuerza moderado ayuda a tratar la hipertensión

Realizado dos o tres veces por semana

Las enfermedades cardiovasculares son ya la principal causa de muerte en todo el mundo, y la hipertensión arterial es responsable del 13,8 por ciento de las muertes por este tipo de enfermedades.

“El entrenamiento de fuerza se incluyó recientemente en las directrices brasileñas sobre el tratamiento de la hipertensión arterial, pero se necesita mucha más investigación para obtener pruebas más sólidas. Los estudios futuros deberían investigar los mediadores moleculares responsables de la disminución de la presión vascular y arterial durante el entrenamiento de fuerza”, ha añadido Teixeira.

La revisión sistemática analizó un total de 21.132 artículos científicos en busca de pruebas amplias y sólidas de los efectos del entrenamiento de fuerza sobre la hipertensión. Revisiones anteriores sobre el tema encontraron tales pruebas, pero este estudio innovó al reunir pruebas adicionales sobre la influencia de la edad, la carga, la intensidad y la frecuencia.

Tras excluir 21.035 artículos que no cumplían los objetivos de la revisión, los investigadores excluyeron 43 de los 97 artículos restantes debido a la duplicación, dejando 54 artículos para el análisis de texto completo. Catorce se consideraron pertinentes para su inclusión en la revisión sistemática.

Los resultados del análisis mostraron que el entrenamiento de fuerza era más eficaz para reducir la presión arterial en protocolos con una intensidad de carga de moderada a vigorosa, una frecuencia de al menos dos veces por semana y una duración mínima de ocho semanas.

La intensidad de carga de moderada a vigorosa se definió como más del 60 por ciento del peso más pesado que los sujetos podían levantar una sola vez, conocido como el máximo de una repetición, o 1RM, de modo que para un 1RM de 10 kg, la carga de entrenamiento más eficaz sería de más de 6 kg.

La mayoría de las muestras del estudio tenían entre 60 y 68 años. Solo dos eran más jóvenes (18-46). Siete incluían tanto a mujeres como a hombres, siete solo a mujeres y uno solo a hombres.

Un análisis de subgrupos reveló más sobre la influencia de la edad en los efectos del entrenamiento de fuerza, que redujo la presión arterial significativamente más en el grupo de 18 a 50 años que en el de 51 a 70 años. “En cualquier caso, el entrenamiento de fuerza puede practicarse a cualquier edad. El efecto sobre la presión arterial también es beneficioso en las personas mayores”, ha aclarado Texeira.

Así, futuros estudios deberán investigar los mecanismos celulares y moleculares que subyacen a la disminución de la presión arterial en respuesta al entrenamiento de fuerza.

Los conocimientos actuales demuestran que eleva la frecuencia cardiaca, aumenta la producción de óxido nitroso, que favorece la vasodilatación al ampliar el diámetro de los vasos sanguíneos, e impulsa el flujo sanguíneo.

A largo plazo, facilita adaptaciones, como una menor frecuencia cardiaca en reposo, una presión arterial más baja, una mayor eficiencia cardiaca y un mayor VO2máx, que es la tasa máxima de consumo de oxígeno alcanzable durante un ejercicio vigoroso. Medido normalmente en mililitros de oxígeno consumidos por kilogramo de peso corporal por minuto (ml/kg/min), el VO2máx es relevante para la salud cardiovascular.

Entre las limitaciones del análisis señaladas por los autores se encuentra la inclusión de pacientes que tomaban medicación antihipertensiva, como betabloqueantes, diuréticos, antagonistas del calcio e inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA), en 11 de los 14 estudios. Además, en algunos estudios la inclusión de hombres y mujeres en el mismo grupo impidió un análisis sensible al género de los efectos del entrenamiento de fuerza.