Este Gobierno está quemado
Por: El Vigía
Por mucho que se empeñe en atacar al Rey emérito Juan Carlos para desviar la atención, este Gobierno está quemado porque es incapaz de afrontar los gravísimos problemas que afectan a los españoles: la pandemia del cororavirus, la consiguiente crisis económica y laboral, y el pulso independentista que mantienen sus socios. Sólo han pasado siete meses desde que Sánchez e Iglesias se dieran el abrazo de la Moncloa y el Gobierno está empantanado, sin ideas para dirigir el rumbo de la nación, dividido, enfrentando y tirando cada uno por su lado.
La crisis sanitaria derivada del Covid-19 ha dejado patente la incompetencia de quienes nos gobiernan. Su incapacidad para afrontar la situación se ha traducido en que España es uno de los países más golpeados por el virus, con más de 40.000 muertos. Las mentiras del Gobierno, empezando por las de su presidente, no han podido ocultar la dimensión de la tragedia humana. Asimismo, la incompetencia de Iglesias -responsable de las residencias de ancianos- no la puede tapar el líder de Podemos por más ataques que dirija contra la Monarquía, incumpliendo sus responsabilidades como vicepresidente y sus promesas de lealtad constitucional.
Consecuencia directa de la crisis sanitaria es la económica que ya se hace sentir, aunque no será hasta otoño cuando empiece a golpear de verdad a millones de familias. La economía se ha hundido literalmente. La caída del 18,5% del PIB solo en el segundo trimestre pone de relieve la magnitud del drama. España es el país más castigado y eso no es algo casual. Se debe a las malas decisiones adoptadas por este Gobierno radical, que no dudó en paralizar el país confinando a la mayoría de los españoles durante meses. Una decisión que no evitó los muertos por el virus y que, sin embargo, puede condenar a millones de ciudadanos a pasarlo verdaderamente mal. De momento, más de un millón han perdido el trabajo, según los últimos datos del antiguo Inem, mientras otro millón largo siguen acogidos a los ERTEs, ya veremos durante cuánto tiempo.
Este desastre no se va a arreglar con los 140.000 millones que la UE concederá a nuestro país. La caída de la economía bien puede dejar un agujero de unos 400.000 millones de euros por mucho que el Gobierno trate de ocultarlo. Una cifra diez veces mayor que el agujero que dejó la crisis financiera de 2007 y que tanto sudor y lágrimas provocó. ¿Cómo piensa afrontarlo Pedro Sánchez? ¿Con huecas frases de marketing dirigidas a dar titulares en los Telediarios, del tenor de que ya se iniciado el despegue de la recuperación? Da la sensación de que no tiene ningún plan, ni A, ni B. Y si deja meter baza a su compañero comunista de Gabinete el daño puede ser irreversible, sabedores de sus propuestas: subidas de impuestos a la cada vez más menguada clase media, para destinar recursos a la paguita bolivariana de tan dramáticos efectos en su admirada Venezuela.
Los Presupuestos Generales del Estado deberían servir para establecer objetivos y poner las bases de la recuperación. Pero si para aprobarlos el inquilino de la Moncloa se limita a buscar los apoyos de sus socios de la moción de censura el futuro puede ser negro. Con el PP no quiere saber nada, negando al principal partido de la oposición la opción de colaborar en la salida del túnel, pese a las múltiples propuestas y pactos de Estado que Pablo Casado ha puesto sobre la mesa. Pero si la UE presiona y vigila que los fondos que va a facilitar a España se emplean adecuadamente y no en derivas bolivarianas, a Sánchez le podría quedar la baza de virar hacia Ciudadanos en busca de su apoyo pese a su escuálida fuerza en el Congreso, con la confianza de que el PP no votará en contra por su sentido de Estado y para no quedar en el campo de los podemitas e independentistas. Podría ser una jugada factible, aunque hay quien dirá que Sánchez no dejará caer a Iglesias; sin embargo, conociendo sus ansias de poder al precio que sea y su falta de escrúpulos, hay que esperarse cualquier salida.
De momento, el inquilino de la Moncloa ha cambiado su residencia oficial por la casa-palacio de La Mareta, regalada por Hussein de Jordania al Rey Juan Carlos, quien generosamente la entregó a Patrimonio Nacional. ¿No le importa a Sánchez beneficiarse de este tipo de regalos cuando ha maniobrado contra el Rey emérito con la excusa de los supuestos regalos, que no comisiones, del rey de Arabia Saudí? En su megalomanía, Sánchez ha perdido una buena oportunidad de hacer campaña por la normalidad y ayudar al sector turístico. Bastaría con que se hubiese alojado en cualquiera de los miles de hoteles de la costa española.
En fin, los abiertos ataques de Podemos y los encubiertos y arteros de los socialistas contra la Monarquía no van a hacer desaparecer los verdaderos problemas que esperan solución, una solución que este Gobierno no parece capaz de proporcionar por la sencilla razón de que está quemado. ¿A qué espera el presidente para soltar lastre y cambiar y reducir su elefantiásico Gabinete?