Homenaje a los muertos y… las muertas ¿son 28.000?

POR: FÉLIX ROSADO

Las mentiras del Gobierno, mejor dicho del desgobierno de España, no cesan. Con un presidente al frente de una colección de ministros ineficaz, y con preparación insuficiente para los altos cargos que ostentan, lo raro es que a este país le pudiera ir bien con tan mal manejo de todas las herramientas del poder, los instrumentos del ejecutivo y, ahora, con sus injerencias manifiestas en el judicial, y ello, en un supuesto estado democrático de derecho y moderno.

Es total la incompetencia que manifiesta y ha evidenciado la coalición socialcomunista que dirige en estos meses el trasatlántico de España contra un iceberg que ha resquebrajado la salud, la economía y la independencia judicial, por no decir más cosas.

Si a un gobierno se le debe exigir el máximo rigor para regir los destinos de un país, eso empieza incluso por la prevención. Ahora, al presidente le han entrado las prisas y apela a la unidad y a no perder tiempo, a no perder todo el tiempo que este Ejecutivo perdió hasta el 9 de marzo. Son numerosos los informes, las informaciones, las advertencias sobre los riesgos de lo que se venía y se lo pasaron todo por el forro. Por lo que son responsables politicos máximos del desastre y tal vez, debieran serlo a nivel procesal o judicial.

Porque una de dos: si sabían los riesgos y los obviaron la culpa es totalmente suya, por negligencia. Y si argumentan que no lo sabían, que fue una cosa imprevista, que pobrecitos, que ellos se preocupan mucho y tal y tal, entonces la culpa es doblemente suya por irresponsables y por no tener el conocimiento necesario para ejercer tan altas cotas de poder, ya que el resultado de su mandato, hasta la fecha, ha sido dramático en dos vertientes: una la vital, la de la salud, con al menos 28.000 muertos que reconocen, que es una barbaridad (hay que recordar los discursos del que ahora es presidente cuando estaba en la oposición y se contagió una enfermera que se curó y se sacrificó a un perro durante la crisis del ébola), y dos, el grave agujero económico que han provocado con su pésima gestión en miles de empresas y trabajadores, y en las cuentas del Estado, cosa que no se arregla con paguitas y ayudas mínimas, sino con el fomento del empleo y el apoyo al crecimiento de la clase media, no al hundimiento con ideologías comunistas y propaganda ridícula.

Aún así, un último detalle. Si el Gobierno no se cree las cifras del Sistema de Vigilancia de Mortalidad Diaria (MoMo), que ha registrado al menos 43.000 muertos por la Covid-19, en el homenaje que ha anunciado el Gobierno que lea los nombres de los 28.000 y pico muertos que, según ellos, han caído por la pandemia. Así, a pelo, como hacen en otros países: que lean los nombre de las víctimas mortales. A ver si va a resultar que van a dejarse realmente fuera a otras 15.000. Así todas las familias lo sabrán.

Este gobierno entró predicando la máxima transparencia. Otra mentira. O es que acaso sólo cuenta los muertos y se olvida de las mujeres muertas por coronavirus. Y sin hablar del 8-M fatídico del que salieron presuntamente infectadas al menos una vicepresidenta y dos ministras, pero eso es harina de otro costal también.

El gobierno es culpable por su acción retrasada para combatir al virus, con conocimiento de causa, o por omisión involuntaria, por ignorancia y demostración empírica de su incapacidad para dirigir un país. Si a un arquitecto de una obra se le cae un edificio el día del estreno y mueren los asistentes a la fiesta de inauguración, la justicia empapela a la empresa, al arquitecto o al responsable; y al juez, en esos casos, no se le puede decir, es que no sabía que había una falla en el terreno, no sabía que había que poner muros de carga, no sabía que este hormigón… todas las excusas del Gobierno que ha puesto a un filósofo y a un epidemiólogo al frente de su acción para tapar las carencias de los máximos responsables, el presidente y los vicepresidentes.

Pero, no se les mueve una pestaña cuando leen los discursos propagandísticos y sus mentiras. Lean los nombres de todos los muertos y de todas las mujeres muertas por la pandemia en España, léanlos en el homenaje del 16 de julio.  Lamentablemente, España es el país con la tasa más alta del mundo en el ratio de muertos por millón de habitantes. Además de ser también líder en sanitarios contagiados. Eso es una realidad. Otra cosa es que este Ejecutivo insista en ocultar la realidad. Llama la atención que este gobierno, ideologizado, esté interesado en contar aún los muertos de la guerra civil y quiera ocultar la hecatombe, que se ha producido bajo su desastroso mandato en 2020. Causa vergüenza ajena.