Los cubanos no comen carne

Por: Félix Rosado 

Ya se empieza a olvidar la crisis del chuletón que, durante unos días, abrió telediarios, conferencias de prensa y puso de moda, en pleno verano, las barbacoas. Podrían trasladar la polémica a Cuba, más que nada como cortina de humo… del chuletón a la brasa contra los alzamientos contrarrevolucionarios de la revolución: en esencia eso sería lo lógico en cualquier revolucionario puro, revolucionarse contra sí mismo.

Pero, miren por dónde, los avezados progres de las mariscadas, los que aconsejan que no se coma tanta carne, o menos carne, o menos hamburguesas bigs con queso, pues se ponen a defender a un régimen totalitario como es el que durante ya seis décadas atenaza las libertades de las clases populares cubanas, al menos las no adoctrinadas, porque pese a todo, los hay que aún pasando hambre defienden a los sátrapas.

Desde luego sí hay algo de razón en lo de comer de manera más frugal, porque es bueno, pero quienes aconsejan lo uno no acompañan con el ejemplo. Por ejemplo, y valga la redundancia, al actual presidente del gobierno socialcomunista de porelinteréstequieroandres, perdón por la larga palabra, pues no se le ocurriría ir a La Habana a dar una rueda de prensa y decir allí, tan campante, ante el osado pueblo cubano: “A mí, donde me pongan un chuletón al punto, eso es imbatible”. Vale. Eso lo dijo en Lituania. En la próxima gira, también se puede ir a Cuba o a Venezuela, y repetirlo al lado del flaco, el presidente maduro. Y luego, una vez dicho, se dirige hacia el público presente esperando los aplausos.

Por el contrario, el ministro de “NO Consumo” de España, el comunista Garzón, puede hacer exactamente lo mismo, pero con el discurso contrario, o sea, se va a Cuba, tal que en un día de protestas del pueblo cubano y les dice: “Cubanos, comer menos carne, que es bueno para combatir el cambio climático”. Acto seguido, se giraría y esperaría los vítores del asombrado pueblo por haberles dado una solución, mas podrían responder, pero si eso ya lo hacemos, “¡no comemos carne!”.  Pues tampoco viajen, puede añadir él, como dijo igualmente en España: El sector turístico es precario y de bajo valor añadido y, además, contamina. ¿Y usted cómo ha venido a Cuba? Le pueden preguntar. Y él puede responder: “En balsa, he venido en balsa, desde Estados Unidos, ese país imperialista y explotador del que hay que huir, como sea, hacia el paraíso cubano soñado de todo comunista”.

O sea que tenemos dos gobiernos en uno, el del chuletón, y el que dice que se coma menos carne, aunque uno y otro sí pueden viajar en cualquier avión falcon a Tailandia o el Caribe y zamparse un buen bogavante, que es carne de mar, y eso sí está aceptado por la religión marxista moderna.