Madrid

El escritor Andrés Trapiello ha presentado su nuevo libro ‘Madrid’ (Destino), una “declaración de amor” a esta ciudad en forma de biografía camuflada, en la que aborda múltiples cuestiones actuales como la “madritirria” de otros lugares en España o la petición de retiradas de calles, como la recientemente registrada relativa a los socialistas Largo Caballero e Indalecio Prieto.

“El pasado sí hay que removerlo, pero el límite es complicado. En cualquier caso, no es mejor dejarlo como estaba: Madrid sería insoportable si siguiera el monumento de Franco en el caballo”, ha señalado en rueda de prensa el escritor, quien formó parte del Comisionado para la Memoria Histórica del Ayuntamiento de Madrid.

Trapiello ha criticado la petición de retirada de las calles de Largo Caballero e Indalecio Prieto porque “esto no es el Rastro” y entiende que el tratamiento para cada uno de ellos debería ser “totalmente diferente”. “Aquí no hacemos lotes”, ha añadido el autor leonés, que sí mantendría el nombre de la calle con Prieto –no así en el caso de Caballero–.

“Entiendo que se proteste por la manera en que se retiran, pero los que critican lo de Largo Caballero no he leído ni un solo argumento en el que se diga una sola virtud que le haga merecedor de una estatua. No representa los principios democráticos de muchos: aunque fuera una víctima que no pudo volver a España tras la Guerra Civil, alguna responsabilidad política tendrá en el periodo más sangriento de nuestra Historia”, ha explicado.

En el caso del socialista Prieto, lo ve diferente porque, “pese a promover” el Golpe de Estado en el 34, fue “algo de lo que se arrepintió toda su vida y buscó una reconciliación”. “Me molesta enormemente esta propuesta unida, habría que presentar cada una por separado: la finura consiste en hilar fino, si no, estamos haciendo cosas bastantes burdas”, ha lamentado el autor de ‘Las armas y las letras’.

Para Trapiello, el origen de estos problemas vendrían de una Ley de Memoria Histórica aprobada con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero que es “bastante mala”. “Se puede infringir bastantes veces y, por ejemplo, aplicándola estrictamente alguien como Unamuno no podría tener calles o institutos a su nombre porque se adhirió al Golpe de Estado desde el primer minuto, aunque luego cambiara”, ha destacado.

‘Madrid’ es una obra que ha llevado cinco años de trabajo a su autor y que coincidió en el tiempo de su creación con la pandemia de coronavirus, lo que llevó a Trapiello a incluir un pequeño apartado sobre ello. “La madritirria no es un invento de ahora, Madrid es el objeto de deseo de muchas de las provincias y es centro político, financiero y cultural, lo que concita una cierta crítica –es verdad que injusta–“, ha apuntado.

No obstante, lo que ha resaltado es la “no victimización” de los madrileños con esta situación. “En otros lugares la victimización es un negocio, mientras que en Madrid la gente se queja poco. El madrileño siempre ha sido estoico como demuestran ciertos momentos de la Historia, pero esto no exhime que de vez en cuando tenga explosiones volcánicos. Habría que hacer un llamamiento al resto de españoles de compadecer un poco a los madrileños, porque estos reproches de ahora no ayudan a nadie”, ha alertado.

 

CORRUPCIÓN POLÍTICA

Trapiello ha sacado a colación otras tragedias sufridas en especial por la capital española, como fue el caso del aceite de colza en los años 80 o los atentados de la estación de Atocha. “A veces la gente piensa que en Madrid las cosas son más sencillas. Lo cierto es que la ciudad se ha sobrepuesto a todo esto y creo que un exceso de memoria naufraga la vida”, ha afirmado.

Preguntado al respecto de la corrupción política, Trapiello no cree que haya diferencias con el resto de España a la hora de juzgar a esos “corruptores”. “Los trata como los tratarían en otras partes. Estamos en un Estado de Derecho y no hay diferencia”, ha indicado, para luego añadir que “al final, la clase política es el reflejo de todo el país”. “Eso lo vemos ahora, que hay crispación bastante grande. Vamos a intentar que los de ‘cuanto peor, mejor’ sean menos, porque yo soy de ‘cuanto mejor, mejor'”, ha concluido.