Que hablen las urnas

Por: José Antonio Martínez

Por fin ha terminado la larga campaña electoral del 28-M, que se ha caracterizado por los durísimos enfrentamientos entre los diversos partidos, y en la que Bildu con sus listas atestadas de terroristas y el escándalo de la compra de votos por parte del PSOE han torpedeado los planes de Pedro Sánchez. Ahora llega la hora de los ciudadanos, la de esa mayoría silenciosa que hablará con su voto. En su mano está confirmar las arriesgadas alianzas del líder socialista para mantenerse en el poder o elegir una alternativa que pasa por el PP, dispuesto a derogar el sanchismo. 

Sánchez parece no haber aprendido la lección. Si hace dos años, en las elecciones de la Comunidad de Madrid, acaparó para sí todo el protagonismo como si de un candidato se tratara, la victoria arrolladora de Isabel Díaz Ayuso supuso en correspondencia la derrota sin paliativos del líder socialista. De nuevo, en estas elecciones municipales y autonómicas, el inquilino de la Moncloa se ha lanzado a los mítines como si fuera candidato, por lo que asume un gran riesgo en caso de derrota y más en unos comicios que se están disputando como si se trataran de una primera vuelta cuya prolongación serán las decisivas elecciones generales de diciembre.

Y el panorama no pinta nada bien para Sánchez. Otegi, con su desafío y provocación de presentar a 44 terroristas-candidatos, y el escándalo de compra de votos que le ha saltado en la cara al PSOE, le puede resultar muy caro. Si, además, se vota en clave de política nacional, será muy difícil que los votantes olviden las muchas rayas rojas cruzadas por Sánchez, desde sus polémicas alianzas con podemitas, bildu-etarras y separatistas golpistas, hasta el indulto a esos condenados por sedición, a quienes despejó el camino eliminando del Código Penal los delitos por los que fueron condenados. Y todo ello sin olvidar la nefasta ley del ‘sólo si es si’, que ha permitido beneficiar a más de mil violadores y pederastas y la excarcelación de otros cien, en una clara desprotección de la mujer. No, no lo tiene nada bien Pedro Sánchez, para quien todo se reduce a que el PP ha querido embarrar la campaña electoral.

Por su parte, el líder del PP, Alberto Núñez Feijoo, también ha apostado todo al 28-M, protagonizando los actos de campaña de su partido. Sabedor de que puede que no tenga muchas oportunidades, también ha enfocado estas elecciones en clave plebiscitaria. Necesita ganar con claridad, a ser posible con una diferencia de un millón de votos sobre el PSOE, para afrontar las elecciones generales con garantías de éxito. Las encuestas predicen que el PP puede dar la vuelta a algunos gobiernos autonómicos e importantes Ayuntamientos de capitales de provincia, aunque lo más probable es que necesite los votos de Vox. Esta es una de las claves que tendrá que despejar Feijóo, reticente a pactar con Abascal y más proclive a ofrecer su mano al PSOE, algo inexplicable con Sánchez al frente.

Por lo demás, Ciudadanos parece estar condenado a desaparecer del mapa político, sentenciado por los errores de Albert Rivera en su día y de Inés Arrimadas en los últimos tiempos, por lo que deja un hueco en el centro del tablero político, cuando podía haber jugado un papel esencial como partido bisagra para evitar precisamente la deriva antisistema del actual Gobierno. 

En cuanto a Podemos, las encuestas le auguran un mal resultado, hasta el extremo de que puede desaparecer en algunos territorios, como ya le ocurrió en las elecciones de Galicia. No sería una mala noticia, a tenor del comportamiento muchas veces antisistema de los Iglesias, Belarra y Montero, que no han dudado en sembrar el odio y fomentar el enfrentamiento entre los españoles, con su obsesión además por recuperar los tiempos del guerracivilismo destruyendo para ello el espíritu de la transición, basado en la concordia.

Así, pues, los españoles tienen ahora con su voto el derecho y el deber de hacer oír su voz. Es su momento después de tanto ruido sembrado por unos políticos que actúan demasiadas veces en función de sus propios intereses, en vez de orientar sus objetivos en bien de los ciudadanos. Que hablen las urnas este 28-M.