Regreso a Sefarad

El periodista y escritor Pierre Assouline, que se encuentra en España presentando su libro ‘Regreso a Sefarad’ (Navona_Ficciones) ha confesado su “decepción” porque, a pesar de su deseo de volver a la tierra de sus antepasados, los judíos expulsados de España en 1492 por los Reyes Católicos, lleva casi cuatro años en el proceso para obtener la nacionalidad y aún no le han concedido el pasaporte. En todo caso, “con o sin él” asegura que “un día” vivirá en España.

“Hace cinco siglos que espero”, dice en referencia a los más de 500 años que han pasado desde la expulsión de los judíos de España. “Puedo esperar un poquito más pero me parece que ya basta, no renuncio, pero mi paciencia no es eterna y siento decepción”, explica Pierre Assouline.

Assouline señala en el libro que es “un camino de obstáculos” pero no entiende que, una vez presentados todos los documentos y cumplidos todos los trámites, siga esperando, sobre todo cuando, tal y como explica, “es España la que ha ido” a él, al aprobar en 2015 la Ley para conceder la nacionalidad a los judíos sefardíes, cuyo plazo concluyó precisamente el pasado martes 1 de octubre, con más de 132.000 solicitudes recibidas.

En todo caso, explica que no reclama su pasaporte por necesidad, como sí pueden hacerlo otros como venezolanos o turcos. “Para mí es principalmente simbólico. Vivo en un país sin problemas, rico, tengo un pasaporte europeo, puedo vivir en Madrid mañana si quiero”, señala.

 

SU MADRE LE CANTABA UNA CANCIÓN DE JOSELITO

 

Pierre Assouline, que nació en Casablanca en 1953 y más tarde se trasladó a París, afirma que ya desde su infancia es consciente de su vinculación con España. En el libro cuenta cómo su madre le cantaba de niño para acunarlo una canción de Joselito. La música, de hecho, es una de sus mayores conexiones. “La música clásica, la guitarra, el flamenco”, enumera. “Y muy importante: la comida, las recetas”, añade.

Si bien, el mayor vínculo para él es la lengua porque “hace cinco siglos que los sefardíes hablan un español muy especial, una mezcla entre viejo castellano, del castellano de antes de la invención de la jota con un poquito de hebreo, árabe y turco”.

Tanta vinculación siente a España, a Sefarad, que está convencido de que, “con o sin pasaporte”, un día se trasladará a vivir al país, en concreto, a Madrid, porque considera que es una ciudad “especial, bonita, muy cultural”. Además, después de todo el proceso para obtener la nacionalidad, cuenta que su madre ya le llama “el español”.

Ante este deseo por regresar a Sefarad, a Pierre Assouline le resulta “extraño” que haya judíos sefardíes que hagan lo que sea por volver a España mientras “una parte de los catalanes hacen todo por salir”.

“Para mí es una ironía de la historia. Comprendo a estos catalanes porque creen que están en una nación pero desde mi punto de vista no están en una nación, pero lo creen”, comenta.

A su juicio, España es un país que mucha gente se ha visto obligada a abandonar como “los judíos, los moriscos o los republicanos”. “España fue cerrada durante siglos y siglos y fue un problema, el resultado está en el alma de los españoles. La riqueza de una nación es la mezcla”, apunta.

 

COCIDO LITERARIO

 

En ‘Regreso a Sefarad’, Assouline consigue hacer, tal y como lo define el escritor y columnista Javier Cercas, un “cocido literario” porque es una novela pero también hay “entrevista, ficción, no ficción, poemas”, etcétera.

Todo ello para contar el camino de un judío sefardí para conseguir la nacionalidad española, un recorrido que, para Assouline, comenzó un 30 de noviembre de 2015, cuando el Rey Felipe VI se dirigió a los sefardíes y les dijo: ‘¡Cuánto os hemos echado de menos!’. Un camino que aún no ha terminado.

Para el escritor es necesario completar aquel discurso del Rey, aquel “magnífico e increíble” proceso que comenzó, con la derogación del decreto de la expulsión de los judíos de 1492, petición con la que concluye la obra.