Ya está tardando en dimitir

Por: José Antonio Martínez

Un juez de Madrid ha citado a declarar a la mujer de Pedro Sánchez, Begoña Gómez, como investigada por presunto tráfico de influencias y corrupción en los negocios. Un asunto muy feo del que no hay precedentes. Si le quedara un poco de dignidad, Sánchez habría dimitido ya, pero sordo a los escándalos que le rodean se enroca, clama que todo es un gran bulo y presume de que no le quebrarán.

Los escándalos de corrupción que cercan al inquilino de La Moncloa no tienen nada que ver que los trajes de Camps, obligado a dimitir de la presidencia de la Generalitat valenciana tras una campaña de acoso y derribo del PSOE. Ahora, Camps acaba de ser absuelto tras superar un viacrucis de nada menos que diez causas. ¿Le han pedido perdón los socialistas? Ese PSOE que se apresuraba a pedir dimisiones de políticos del PP cuando eran imputados mira a otro lado cuando la mujer del presidente ha sido imputada nada menos que por corrupción, esa lacra que venían a erradicar de la política española, y que ahora se destapa en medio de un fuerte hedor.

Hoy mismo, el epistolar presidente -ese que ni siquiera fue capaz de escribir su propia tesis doctoral- se dirige de nuevo a los españoles por carta para decir que de lo de su mujer no hay nada de nada, que “es todo mentira, un gran bulo, uno más”, lanzando por la “máquina del fango” que son la ultraderecha y esos jueces prevaricadores como llaman a los magistrados que se resisten a que este Gobierno pisotee impunemente los pilares del Estado de Derecho. Palabrería hueca que ya no convence ni a los suyos, incluyendo a muchos de esos ministros condenados al papel de altavoces de las consignas monclovitas.

En vez de llorar lágrimas de cocodrilo un verdadero demócrata saldría a dar explicaciones a los ciudadanos con todo tipo de detalles, sometiéndose al control de la oposición en el Parlamento y al de los medios que no se han vendido, algunos de los cuales han llegado a pedir la reinstauración de la censura para salvar al autócrata. Da vergüenza ver a dónde nos ha llevado este Gobierno.

Sin embargo, como Sánchez es alérgico a los usos y costumbres democráticos nos niega a todos cualquier tipo de explicación y de presentar la dimisión como ya le reclama la oposición, nada. No le quebrarán, afirma. Ya veremos si el grave caso en que está implicada su compañera de colchón -ese que cambiaron nada más llegar a la Moncloa porque el de Rajoy estaba manchado de corrupción- sigue su andadura legal. ¿Qué argucias empleará para no caer si Begoña Gómez acaba sentada en el banquillo de los acusados?