‘Los 100 grandes platos de la cocina española’

Carlos Díaz Güell publica ‘Los 100 grandes platos de la cocina española’, lo mejor de la cocina de toda la vida.

Los países que gozan y disfrutan de notables y grandes gastronomías suelen contar entre su bibliografía con obras que recrean aquellos platos que compendian el conjunto de su cocina. Hace un tiempo, un acreditado y prestigioso cocinero español mostraba su pesadumbre y cierta amargura porque España era uno de los pocos países con fuerte tradición culinaria cuyos cocineros y gastrónomos no habían sido capaces de consensuar la lista de los platos más representativos de su cocina. Hasta ahora.

Carlos Díaz Güell se ha atrevido con la empresa y ha publicado “Los 100 grandes platos de la cocina española”, editado por Planeta, que se pondrá a la venta el 15 de septiembre.

Este libro es el resultado de una ambiciosa propuesta realizada a un selecto número de gastrónomos  españoles de reconocida solvencia para que seleccionaran, entre un centenar y medio de recetas  tradicionales de la cocina española, las cien más representativas. En este libro han participado chefs de  la talla de Quique Dacosta, José Andrés, Ángel León, Joan Roca, Martín Besarategui, Dani García, Eneko  Atxa, Juan Mari y Elena Arzak o Dabiz Muñoz, entre muchos otros.

Puede que no estén todas las que son, pero desde luego son todas las que deben estar. Además, cada  uno los platos elegidos que conforma la lista va acompañado de una versión libre, en ocasiones  libérrima y no necesariamente análoga, elaborada por reconocidos cocineros españoles, lo que confiere  a esta obra no solo la categoría de gran compendio de la cocina española, sino también un reflejo de lo  vivos y creativos que son los fogones en España.

Hoy, pese a los incuestionables éxitos de la restauración española -reconocidos sobradamente a  nivel internacional, que se traducen en un amplio elenco de magníficos cocineros y excelentes  restaurantes que concitan el interés de numerosos incondicionales del buen comer-, quedan  algunos flecos sueltos que, por circunstancias diversas, afectan negativamente a ese celebrado  panorama de la gastronomía española.

Nadie discutirá a estas alturas que el intento de crear una «cocina española» ha encontrado  siempre fuertes resistencias; entre ellas, una de especial trascendencia es la fuerza de las cocinas  regionales, que hace que sean muchos los que prefieran enarbolar el pendón de su territorio,  olvidando que en un mundo globalizado importa lo que importa… y mejor dejarlo ahí. La cocina  española es el resultado de la sucesión de culturas que habitaron la península ibérica y dejaron su  huella o, como dirían Néstor Luján y Juan Perucho, la cocina es un reflejo de la historia de los  pueblos. Eso no lo cambia nadie, y sería de necios negar que nuestra gastronomía está  fuertemente influenciada por los pueblos que conquistaron y colonizaron su territorio  (cartagineses, fenicios, griegos, romanos, judíos, árabes…), así como por los avatares de su  historia, entre los que tiene una especial relevancia la prolongada presencia árabe en España y el  encuentro con América.

Llegó el momento en el que acreditados gastrónomos  españoles, se ponen de acuerdo para elegir las cien  recetas más representativas de la cocina española de  siempre, la de toda la vida. Y es que no deja de  sorprender el desequilibrio existente entre el  reconocimiento internacional del buen hacer de los  cocineros y restaurantes españoles y la rácana presencia  de su gastronomía en tribunas de amplio espectro.

Este libro incluye platos tan fundamentales como el  Cocido madrileño, la Fabada asturiana, el Gazpacho  andaluz, la Paella valenciana o la Tortilla de patatas, por  nombrar unos pocos. Pero, sobre todo, la gran  aportación de este libro es la interpretación de los  grandes clásicos de la gastronomía española que  realizan chefs de la talla de Quique Dacosta, José  Andrés, Ángel León, Joan Roca, Martín Besarategui,  Dani García, Eneko Atxa, Juan Mari y Elena Arzak o  Dabiz Muñoz, entre muchos otros.

Creatividad y  tradición se unen en un ejemplar que consigue plasmar  toda, o casi toda, la esencia de la gastronomía española  en un solo tomo. Y es que además de estas recetas  también hay que mencionar otros matices de nuestra  cocina, como las treinta denominaciones de origen de  aceites de oliva; las más de doscientas variedades de  quesos que se elaboran en España; las bebidas como la  sangría, la horchata o el agua de cebada o una  innumerable variedad de productos de charcutería.

 

EL ARTE DE LA COCINA ESPAÑOLA

La cocina, la gastronomía o como se quiera denominar, es un arte y, por lo tanto, creatividad, de  modo que está lejos de ser una actividad manufacturera y predeterminada. Es por esto por lo que en  el capítulo de las recetas tradicionales se ha evitado precisar las cantidades que se han de utilizar  para elaborar un determinado plato por entender que el autor —el cocinero profesional o  aficionado— es quien debe sentirse libre a la hora de optar por la cantidad que va a emplear de tal o  cual ingrediente para cocinar un determinado plato. Y por ello, como ocurre con los buenos artistas,  la culminación de la obra solo se logrará cuando el autor haya conseguido conjugar todos los  ingredientes a su gusto y sin injerencias ajenas. Y, sobre todo, con tiempo, con mucho tiempo.

Por ello, no ha de sorprender al lector el hecho de que las recetas tradicionales no coincidan con las  que él practica. Esto se debe a que de cada receta hay numerosas versiones, lo que ha obligado a  recurrir a una síntesis de todas ellas o a optar por una en concreto. Otra cosa bien distinta son las  recetas de autor que acompañan a las tradicionales, en las que se respetan escrupulosamente las  cantidades que cada cocinero elegido ha hecho públicas para culminar su obra.

Una vez finalizado el libro, uno constata que la gastronomía tradicional española no solo es una  cocina importante y variada, sino que puede competir con cualquier otra, y que además España  cuenta con cocineros que son capaces de modelar los platos de siempre para convertirlos en  composiciones de muy alta cocina, lo cual es un valor añadido en los tiempos que corren hay que  saber explotar.