CaixaForum presenta Cine y moda. Por Jean Paul Gaultier

La directora general adjunta de la Fundación ”la Caixa”, Elisa Durán; el director de La Cinémathèque française, Frédéric Bonnaud; el diseñador de moda y director artístico de la muestra, Jean Paul Gaultier, y la experta en cine de La Cinémathèque française y comisaria de la muestra, Florence Tissot, han presentado en CaixaForum Madrid la exposición Cine y moda. Por Jean Paul Gaultier.

Coorganizada por la Fundación ”la Caixa” y La Cinémathèque française, propone un viaje ecléctico, a través de distintos géneros y estilos, uniendo cine y moda en un suntuoso desfile con grandes diseñadores y estrellas de cine. Todo ello desde la visión personal y subjetiva del modisto Jean Paul Gaultier quien, más allá de sus obsesiones cinéfilas y fetiches de la moda, reflexiona sobre el papel de ambas industrias en la sociedad como potenciales motores de transformación. Tras su paso por La Cinémathèque française, en París, la muestra llega por primera vez a España, donde podrá verse en CaixaForum Madrid hasta el 5 de junio, y posteriormente en CaixaForum Barcelona.

Dentro de su programación cultural, la Fundación ”la Caixa” dedica una atención preferente a las manifestaciones artísticas más características del siglo XX. En esta línea se enmarcan las exposiciones dedicadas al cine. Así, la entidad ha dedicado retrospectivas a grandes nombres del mundo del cine, como Charles Chaplin, Federico Fellini y Georges Méliès, y a compañías pioneras como Pixar o Disney. Gracias a la colaboración con La Cinémathèque française, se han presentado con anterioridad proyectos conjuntos como Arte y cine o Vampiros.

La evolución del mito. Dividida en cinco ámbitos diferenciados, la exposición de autor Cine y moda. Por Jean Paul Gaultier revisa la presencia del mundo de la moda en el cine, las colaboraciones de grandes modistos en el vestuario de películas y la creación de los arquetipos masculinos y femeninos. El enfant terrible de la moda pone el acento en aspectos clave como el empoderamiento femenino y presta atención a figuras heterodoxas de guerreros y guerreras, andróginos y travestis, así como a la influencia de las culturas rock, punk y queer que tanto han marcado la moda en los últimos años.

La exhibición, dedicada a la memoria de la cineasta Tonie Marshall, reúne un conjunto heterogéneo de más de 100 piezas de indumentaria que se muestran en cerca de 80 looks, fragmentos de más de 90 películas y 125 representaciones gráficas (carteles, bocetos, fotogramas y fotografías), entre originales y reproducciones, procedentes en su mayoría de la prestigiosa colección de La Cinémathèque française y que se complementan con obras de más de veinte prestadores nacionales e internacionales.

Entre los cerca de 80 looks icónicos del cine se encuentran vestidos que llevaron Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes (1961), Catherine Deneuve en La sirena del Misisipi (1969) y en 8 mujeres (2002), Grace Kelly en La ventana indiscreta (1954); Sharon Stone en Instinto básico (1992); Marilyn Monroe en Eva al desnudo (1950); Marlene Dietrich en El cantar de los cantares (1933); Penélope Cruz en La niña de tus ojos (1998); Brad Davies en Querelle (1982) o el corsé que llevó Madonna en su gira Blond Ambition World Tour de 1990 (diseñado por el propio Jean Paul Gaultier).

También, los trajes de Superman (que vistió Christopher Reeve); La máscara del Zorro (1998), con Antonio Banderas; el short que llevó Sylvester Stallone en Rocky, o el vestuario de Victoria Abril en Kika (1993) que, junto con el de otras películas como La mala educación (2004) o El quinto elemento (1997), fue diseñado por Gaultier. En esta línea, también se exponen diseños de alta costura de Coco Chanel, Yves Saint Laurent, Pierre Cardin, Hubert de Givenchy, Manuel Pertegaz, Balenciaga y Sybilla, entre otros.

Hay dos películas que ocupan un lugar de honor en la exposición. La primera es Falbalas, melodrama de Jacques Becker (1945) ambientado en el ajetreo de una casa de costura durante la posguerra. Esta fue la película iniciática que Gaultier descubrió a la edad de 13 años y cuyas imágenes transformaría en creaciones de moda. El diseñador repite a menudo: «Sin el desfile de Falbalas, nunca me habría dedicado a este oficio».

El segundo largometraje es ¿Quién eres tú, Polly Maggoo? (1966), del fotógrafo americano residente en Francia William Klein, quien en el filme analiza su época con una mirada aguda y pone al desnudo los entonces incipientes reality shows. Se trata de una sátira de los delirios egocéntricos del mundo de la alta costura, donde en aquella época dominaba la era espacial en la que cayeron todos, desde el modisto misántropo hasta la redactora jefa más versátil.
Pocos años después del estreno de la película de Klein, en 1970, Pierre Cardin, conocido por sus creaciones futuristas unisex, acoge en su casa al joven Gaultier, quien considera que esa fue su segunda escuela de moda.

Blow-Up, de Michelangelo Antonioni (1966); Barbarella, de Roger Vadim (1968), y 2001: Una odisea del espacio, de Stanley Kubrick (1968), entre otras, son testimonios de ese movimiento utópico en la encrucijada entre el diseño, la ciencia y la música. A principios del siglo XX muchas películas trataron de caricaturizar a las modelos, al mundo del tabloide o a la clientela adinerada de las primeras filas de la pasarela. Una de esas cintas es Mujeres, de George Cukor (1939), donde el desfile de moda aparece como una pausa extasiada en color dentro de una película rodada aún en blanco y negro.

Cine y moda. Por Jean Paul Gaultier no es una historia exhaustiva de las relaciones entre la moda y el cine, sino una inmersión en las representaciones de los roles de género, en la gran pantalla y a través del vestuario. Por ella desfilan mujeres fatales ultrafeminizadas de Hollywood, como Mae West y Marilyn Monroe, con sus trajes ajustados de escotes vertiginosos, pero también la estrella francesa Brigitte Bardot, tantas veces acusada de atentar contra las buenas costumbres, a la vanguardia de una moda prêt-à-porter simple, joven y despreocupada.

Frente a ellas, los gánsteres, los vaqueros y los superhéroes encarnan virilidades conquistadoras: el profundamente machista John Wayne, el brutalmente muscular Sylvester Stallone o los más ingenuos primeros intérpretes de Superman, con sus famosas mallas. Entre ellos, Marlon Brando aparenta constituir una verdadera ruptura: con Un tranvía llamado deseo (Elia Kazan,1951), se convierte en la figura más famosa de una nueva masculinidad proletaria a la vez amenazadora y fuertemente erotizada, desagradable y deseable. El actor, como icono del cine, influye en la moda masculina de la calle de los años cincuenta y en toda una generación de jóvenes locos por el rock and roll que, por primera vez en la historia de la moda, ya no se visten como sus padres.

Crédito:
La directora general adjunta de la Fundación ”la Caixa”, Elisa Durán, y el diseñador de moda y director artístico de la muestra, Jean Paul Gaultier.