El latido de la tierra

Hay que terminar con la inferiorización del mundo rural

La escritora Luz Gabás regresa con su novela ‘El latido de la tierra’ (Planeta), un relato en el que combina una investigación policial con el romanticismo de la generación nacida a finales de los años 60 y con el problema de la despoblación rural.

“Hay que terminar con la inferiorización del mundo rural y ponerlo al mismo nivel, porque es una decisión personal hoy en día vivir en el campo”, ha señalado la autora  con motivo de la publicación de este libro, después de ‘Palmeras en la nieve’ (2012), ‘Regreso a tu piel’ (2014) y ‘Como fuego en el hielo’ (2017).

La idea inicial de esta novela era reflexionar acerca de su pasado y recuperar el “tiempo perdido” desde la perspectiva de una “edad especial”, como son los 50 años. “Me topé con que toda mi vida estuvo ligada a la tierra rural, al pueblo, al concepto de vivienda-casa”, ha señalado Gabás.

Además del “concepto clásico de romanticismo”, la escritora necesitaba unas “estrategias narrativas” como las de la “novela policíaca”. “Le iba bien a la novela de búsqueda y transformación que buscaba, la intranquilidad, la crítica social y el desasosiego”, ha dicho.

La protagonista de esta novela es Alira, heredera de la mansión y las tierras que su familia conserva desde hace generaciones. Cuando cree encontrar la respuesta a sus dudas, una misteriosa desaparición perturba la calma de la casa, la única que está habitada en un pequeño pueblo abandonado que, en palabras de Gabás, es un lugar ficticio que se identifica con “cualquier pueblo de España”.

La autora de ‘El latido de la tierra’ describe a Alira como una mujer de entre 50 y 60 años “tradicional y moderna, atrevida y contenida como muchas mujeres de su generación”. “Quería que fuera un viaje inicial, pero no como en otras novelas, sino cuando ya la vida vivida es larga, aunque aún quede por delante”, ha señalado.

 

“CANTO CONTRA EL DESENCANTO”

Luz Gabás (Huesca, 1968) ha destacado que su generación “fue educada en el esfuerzo” y en el “gusto por el trabajo bien hecho”, así como en “conseguir ser independientes económicamente”. Ahora, en cambio, ve “con desencanto cosas que suceden”, por lo que estas páginas son un “canto contra el desencanto”, ya que considera que “aún queda energía para reaccionar”.

En esta novela, Gabás ha querido recuperar las últimas décadas de España y su “transformación”, los recuerdos de quienes vivieron “el mundo rural tal y como fue” porque ella, según señala la escritora oscense, es “descendiente”, ya que siempre vivió el campo “de manera tangencial”. “Nunca viví de la tierra”, ha dicho.

La autora ha dado un lugar especial a la música y la convierte en la encargada de “articular” la novela. Según explica, su generación dedicó muchas horas a escuchar música, por lo que era necesario que estuviera presente. De esta forma, usa una canción para cada capítulo y crea una “historia paralela” y le da un “valor añadido” a los capítulos.