El Museo Thyssen muestra los Tesoros de la colección de la familia Thyssen-Bornemisza

Como parte de la celebración en 2021 del centenario del nacimiento del barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza, todos sus herederos han contribuido en la organización de varias exposiciones especiales organizadas en su honor por el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Tras la buena acogida de la muestra dedicada al expresionismo alemán que inauguró el centenario a finales del año pasado, el museo presenta una nueva instalación con una selección de veinte obras de la colección original del Barón, algunas de las cuales se mostraron durante un tiempo en 1992 con motivo de la inauguración del museo. Otras, que formaban parte de la colección original de obras renacentistas de su padre, nunca se han expuesto en Madrid. La mayoría han sido cedidas para la ocasión por la baronesa Francesca Thyssen-Bornemisza, hija del Barón.

Después de haber confiado toda su colección a un fideicomiso, con la esperanza de que se mantuviera unida, Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza declaró: “Creo que, siempre que sea posible, las obras maestras de la colección deben ponerse a disposición de todos, y que los préstamos temporales y los intercambios entre diferentes países pueden ayudar a promover la causa de la paz mundial”. Este ejemplo de diplomacia cultural forma parte de su gran legado, que va más allá de su extraordinaria labor coleccionista, y es lo que sus herederos quieren destacar con ocasión de este centenario, continuando al mismo tiempo la labor filantrópica que desarrolló a lo largo de toda su vida.

La exposición Tesoros de la colección de la familia Thyssen-Bornemisza está abierta desde el 12 de abril de 2021 hasta el 23 de enero de 2022 y se presenta dentro del recorrido por las salas de la colección permanente. Las obras elegidas son diez piezas de altísima calidad de orfebrería alemana y holandesa de los siglos XVI y XVII; dos esculturas del renacimiento italiano y alemán; tres espectaculares tallas en cristal de roca del barroco italiano; cuatro óleos de diversas escuelas artísticas del siglo XVII, y un extraordinario baúl de viaje, con sesenta y seis accesorios en su interior, del siglo XVIII alemán.

La primera obra se encuentra en la sala 4, junto a la pintura italiana del siglo XV. Se trata de una talla en estuco de La Virgen con el Niño y cuatro ángeles (hacia 1465-1470) de Agostino de Duccio. La escultura, que aún conserva restos de policromía, procede del vaciado de un mármol de Agostino conocido como Madonna Auvillers (Museé du Louvre). A ambos lados del cuello de la Virgen hay dos pequeños agujeros que podrían indicar la presencia de un collar. El Niño sostiene la mano de su madre y el ángel de la izquierda muestra el escudo de armas de la familia Pucci. Este tipo de relieves con imágenes de la Virgen y el Niño se hicieron muy populares en Florencia en el siglo XV y tenían como finalidad la devoción privada.

A continuación, en la galería Villahermosa, se han expuesto entre otras piezas la impresionante Copa Imhoff (hacia 1626), de Hans Petzoldt, y un Aguamanil en forma de pez (hacia 1600), en cristal de roca y oro, elaborado por un taller de Milán. La Copa Imhoff fue un regalo de la familia Holzschuher a Andreas Imhoff, consejero de la ciudad de Núremberg. Está decorada con un animal fantástico con cabeza de león y cuerpo de pez -el emblema de los Imhoff- y una serie de relieves sobre minería y metalurgia.

En la sala 6 se muestra un baúl con servicio de mesa de Christian Winter, uno de los plateros con más renombre de Augsburgo en la primera mitad del siglo XVIII, época en la que sus vajillas de plata adquirieron gran popularidad. El servicio de mesa se compone de cincuenta y tres piezas de plata y trece de porcelana. Todos los enseres – fuentes, bandejas, cubiertos, platos, tazas y utensilios de distintos tamaños y capacidades – se distribuyen en el interior de este suntuoso baúl, forrado de terciopelo granate, en huecos específicamente realizados para cada uno de ellos.

La pintura alemana de los siglos XV y XVI se ha enriquecido, en las salas 8 y 9, con una talla de madera, La Piedad (hacia 1505-1510), atribuida hasta 1955 a Tilman Riemenschneider y después al Maestro del Altar de Wettringen, y con la Copa Rákóczy (hacia 1570-1620), compuesta por tres piezas de diferentes épocas que se unieron antes de 1664. El interior de la tapa está decorado con el escudo de los Rákóczy y corona la pieza la figura de un guerrero que sostiene una lanza.

Junto al espléndido conjunto de pintura holandesa de la colección, en las salas 20 y 21, se muestran los cuadros Lot y sus hijas (hacia 1645), de Hendrik de Somer, uno de los artistas que difundieron el caravaggismo en el norte de Europa; Paisaje del Rin (1663), del pintor y grabador Herman Saftleven, y Escena de cetrería junto a una casa de labranza (hacia 1645-1650), de Philips Wouverman, uno de los escasos ejemplos de pintura antigua que se agregaron a la colección en la década de 1980, cuando el Barón estaba más centrado en su colección de arte moderno. También en la sala 21 se ubica el bodegón Flores en un jarrón de cristal (hacia 1657-1660), de Cornelis Jansz. de Heem, que se expone junto al cuadro de su padre, Jan Davidsz. de Heem, de la colección permanente. El paralelismo de ambos estilos es evidente, tanto en el fondo como en el jarrón de cristal o en la puesta en escena; sin embargo, en el ramo de Cornelis se aprecia una marcada diagonal que divide el conjunto en dos grupos asimétricos, mientras que su padre agrupa las flores con mayor presencia en el centro y las acompaña de frutos y pequeños pétalos.

Esta misma sala se completa con dos magníficos ejemplos de Copa nautilo – una de Cornelius Floris, de hacia 1577, y otra de Cornelius Bellekin, de finales del siglo XVII -. Consideradas objetos de lujo, estas piezas fueron muy apreciadas a partir de la segunda mitad del silgo XVI y a menudo aparecen representadas en los bodegones de la época, como los tres de Willem Kalf de la colección permanente que cuelgan en este mismo espacio.