El primer pago de Sánchez

Por: José Antonio Martínez 

El pleno del Congreso de los Diputados ha votado a favor de tramitar la proposición de ley del PSOE sobre la amnistía al prófugo Carles Puigdemont y otros golpistas catalanes. Se trata, sin duda, de un día triste para la democracia porque esa ley es un ataque frontal al Estado de Derecho, impuesto por quienes no creen en la democracia ni en España a cambio de mantener a Pedro Sánchez en el poder.

El inquilino de la Moncloa, que sacó tiempo para presentar un supuesto libro acompañado por una cohorte de 14 ministros palmeros, no ha encontrado un hueco sin embargo para acudir al Congreso a defender tamaño despropósito legal como es la amnistía. Con la excusa de comparecer en el Parlamento Europeo para hacer balance del semestre de la presidencia española de la UE, cuya sesión es el miércoles, se ha evitado el trago de dar la cara ante los españoles en una demostración más de su cobardía política. Porque hasta él mismo sabe que esta ley de Amnistía es infumable por resultar un ataque a la separación de poderes como le han dicho de forma unánime el CGPJ, el Tribunal Supremo, las asociaciones judiciales y hasta los fiscales.

La defensa de ese bodrio de ley se la dejó a su cancerbero Patxi López, que en su intervención en la tribuna comparó la amnistía con la concedida por las Cortes en 1977 -antes de la aprobación de la Constitución- para cerrar la Transición democrática, o incluso con los indultos concedidos por el Gobierno de Rajoy, silenciando que en ningún caso esas medidas se daban para comprar a cambio el sillón de presidente. El eximio jurista socialista consideró “ridículo” que el PP les reproche que la amnistía no estaba en el programa electoral del PSOE y le recordó al PP que tampoco lo estaban todas las “cesiones” que en su día hizo Aznar a la Generalitat que presidía Jordi Pujol, como si ambas cosas tuvieran algo que ver. López no se salió del guión y de las consignas monclovitas al calificar de “valientes” decisiones como la de conceder la amnistía a los golpitas-separatistas, para terminar su defensa con un ataque al PP, al que le concedió el derecho a protestar y a “patalear”. 

Alberto Núñez Feijóo no se arrugó ante los ataques al más puro estilo Patxi del portavoz socialista y criticó que la primera norma que se debate en el Congreso en la presente Legislatura no sea para aliviar las cargas de los millones de familias que no pueden llegar a fin de mes, ni para apoyar a los más desfavorecidos, lo que a su entender confirma que a Sánchez sólo le importa Sánchez y su propio interés, dado que la única manera de seguir en la Moncloa era “otorgar lo que fuese a cambio de su Presidencia”. El jefe de la oposición denunció en voz alta y clara que “esta ley de amnistía es un fraude, es una corrupción política, es injustificable, va en contra de la convivencia, supone una regresión democrática, es contraria a la separación de poderes y es una humillación al pueblo español”.

Feijóo estuvo a la altura de las circunstancias y dio la cara para oponerse a una ley que, según las últimas encuestas, rechazan hasta muchos votantes socialistas, casi dos millones de los cuales no volverían a votar a Sánchez por la traición que supone la amnistía. Una ley redactada, para mayor escarnio de los españoles, en el extranjero y por los mismos que se verán beneficiados por ella. El jueves Sánchez hará una visita a Bruselas. Aquí no ha tenido tiempo ni valor para defender ante el Congreso su ley de la vergüenza, pero en la capital europea puede que encuentre un hueco para verse con el prófugo Puigdemont. Si así fuera podría decirle en persona que ya le ha realizado el primer pago por los siete votos que le hicieron presidente. Podrá sentirse orgulloso.