El ruido de los juguetes puede causar lesiones auditivas irreversibles a los niños

Tal vez las Navidades de este año no se parezcan a las de 2020, con alerta sanitaria, cierres perimetrales, distancia social, uso de mascarilla… Pero la pandemia de coronavirus no ha terminado y habrá que seguir cumpliendo con ciertas limitaciones. Lo que no cambia es uno de los riesgos habituales de estas fechas, el ruido de los juguetes que llevan a los pequeños de la casa Papá Noel o los Reyes Magos.

Coches y camiones con sirena, aviones, armas, instrumentos de música… son muchos los peligros que hay que vigilar. AG Bell International, entidad que trabaja para mejorar la calidad de vida de las personas con sordera e hipoacusia, recuerda que muchos de estos juguetes pueden dañar de manera irreversible la audición de los niños si el volumen que emiten supera los 80 decibelios (dB). Carmen Abascal, directora de AG Bell International, explica que “la responsabilidad de cuidar la salud auditiva de los niños corresponde a los padres”.

Como todos los años, la asociación estadounidense Sight and Hearing elabora su famosa lista de juguetes más ruidosos. “Disney Moana Squeeze and Scream HeiHei”, el
primero, no está a la venta aún en España, pero puede ser comprado través del mercado online. El número dos, “Dj Mix & Spin Studio”, se comercializa en nuestro país como Estudio DJ de Mezcla y Pinchadiscos. El tercer puesto es para “Outdoor Discovery Hoot n’Holler Animal Caller”, que aún no se vende en España. Y en cuarto lugar se sitúa 4-in-1 Ultimate Learning Bot, distribuido en este país como Tito Robotito 4 en 1 Robot Aprendizaje. Todos superan los 100 dB cuando se colocan junto al oído.

Aunque la pérdida de audición por exposición al ruido puede no tener efectos inmediatos, una exposición acumulativa a lo largo de los años provoca consecuencias irreversibles. Por ello, AG Bell International recomienda comprobar que el juguete cumple las normas de Conformidad de la Unión Europea, medir el nivel de sonido con aplicaciones móviles como los sonómetros y evitar que los niños se acerquen los juguetes a los oídos. “Es preferible que el juguete tenga controles de volumen o interruptores de encendido y apagado”, comenta Abascal, quien sugiere que se teste antes de la compra: “Si el sonido es muy fuerte para el adulto, también lo será para el niño”. Y un truco casero. Cuando no es posible limitar o controlar el volumen, para reducir el nivel de sonido se puede colocar una cinta de esparadrapo sobre el altavoz.