Rey Carbón

Autor: Max

EDICIONES LA CÚPULA PUBLICA LA ÚLTIMA GRAN OBRA DE MAX

Hace ahora seis años Max presentaba Vapor, en cuyas páginas un personaje llamado Nicodemo se echaba al desierto con la intención de, allí, lejos del mundanal ruido, comprender algo. O mejor dicho, de descomprender todo lo que pudiera.

Aquélla era la respuesta irreprimible a un panorama saturado de imágenes vacías e ideas contaminantes. Un tebeo que se postulaba como flor silvestre en medio de este basural de cháchara y polución informativa en el que vivimos. Y como tal funcionó. Su lectura resultó una bocanada de aire puro que la crítica y los lectores celebraron con vítores, algo más que una mera distracción. Pero de Vapor hace ya algún tiempo, y ahora ha llegado el momento del viejo y alegre Rey Carbón.

Sin serlo, Rey Carbón se abre como una continuación de aquel libro que se empeñaba en expresar lo máximo con lo mínimo. Su sinopsis se remonta muy lejos, nada menos que hasta los orígenes de la pintura, cuando, según relataba Plinio el Viejo en su Historia Natural, una joven trazó sobre la pared la silueta proyectada de su prometido, que partía a la guerra, para conservar su imagen como recuerdo. Max toma aquel evento como punto de partida, tira del hilo y en adelante todo serán sorpresas: gráficas, filosóficas, poéticas, metafísicas, humorísticas…

Rey Carbón no es una novela gráfica. Porque una novela gráfica no es más que la manera de llamar a los tebeos por otro nombre y Rey Carbón es un tebeo con todas las letras. Un artefacto en viñetas y con aspiraciones punk que llega pidiendo pista porque viene cargado de audacias, de mensajes en sombras, de símbolos a media luz, de modernidad desnuda, de juegos de palabras mudos y de iluminaciones radiantes. Un tebeo que de ningún modo está basado en hechos reales pero que sin embargo contiene trazas, huellas y residuos de los tres hilos de Duchamp, del nonsense de Edward Lear, de viejas canciones de cuna, de los grutescos de la Villa de Nerón, de la caza del cuervo en Wiltshire, de teatrillos y marionetas y de conos, cucuruchos y filiformes.

Rey Carbón es flujo de conciencia, magia dibujada y todo sustancia. Un prodigioso libro sin palabras (o con muy pocas, las justas y necesarias) en el que Max prosigue su observación, exploración y reflexión del mundo a través del misterioso lenguaje de la historieta.