Si pactas con el diablo terminas en el infierno

Por: David Lavilla

Ni comprando votos, con el diablo de por medio, ha sido capaz de dar la cara el PSOE en las últimas elecciones autonómicas. Un partido que ahora mismo está más cerca de Indalecio Prieto y de Largo Caballero que de Felipe González y Alfonso Guerra.

Así que el trabajo para blanquear el socialcomunismo durante los primeros años de democracia en nuestro país ha sido en vano, porque parece que la izquierda española vuelve a sus andadas. A su estado más radical. Y ahora mismo el PSOE queda muy lejos de la defensa del Estado del Bienestar y, en este momento, la ideología sanchista está mucho más cerca del populismo caribeño que del ideal socialdemócrata que defienden los países nórdicos europeos. 

Por eso ahora no parece que ningún afiliado del PSOE con dos dedos de frente se esté tirando de los pelos una vez vistos los resultados de estas últimas elecciones autonómicas. Todo esto era muy previsible. Y existían razones de peso para pensar que el cambio de paradigma iba a sobrevenir a las primeras de cambio, como así ha sido.

¿Y cuáles son esas razones? Obviamente las que todos conocemos. Nada nuevo. Defienden al golpismo en vez de a su nación, sacan la cara por el terrorista en vez de por las víctimas, escriben leyes que favorecen a los violadores en vez legislar para encarcelarlos, ofrecen pagas en vez de trabajo y benefician al okupa del inmueble en vez de a su propietario.

Además, sumado a todo esto, y de forma más chabacana y canalla, recientemente hemos podido saber que alguno de sus dirigentes ha sido acusado de secuestro siguiendo el ejemplo de sus socios bilduetarras. Asimismo, otro de sus cargos de responsabilidad ha sido detenido por pistolero, emulando a su sheriff Indalecio; y también tristemente hemos podido conocer de primera mano estos últimos días que algún otro carguito socialisto está mucho más próximo a las bandas de Latin Kings que a los bandos de su propio ayuntamiento. Y la cosa no tiene freno, porque algunos de sus diputados también andan inmersos en un escándalo de prostitución y drogas más propio de una panda de delincuentes que de dignos representantes de un partido político. 

Por si todo esto fuera poco, como guinda a este pastel de bazofia y corruptela, les han cazado comprando votos en distintas partes de la geografía española, tal y como hacen sus ídolos chavistas. Así que, después de haber visto todo esto, ¿qué pretendían los sanchistas?, ¿quizá creían que siguiendo a un líder que piensa que cualquier cosa vale iban a salir impunes de su juego? Pues ya han visto que no. Porque no hace falta ser muy espabilado para saber que si pactas con el diablo terminas en el infierno.