Sumar es el viejo y fracasado comunismo

Por: José Antonio Martínez Vega

Sumar, el cóctel de partidos de extrema izquierda agrupados bajo la férula de Yolanda Díaz, no es otra cosa que el viejo y fracasado comunismo, disfrazado de un postmodernismo con fondo de armario. Lo que de verdad les gusta a estos neocomunistas es ocupar las instituciones e intervenir la actividad privada empresarial, social y cultural, porque sencillamente no están por defender la libertad, si acaso la suya propia.

Una de las últimas ocurrencias de Sumar, ahora que tienen que presentar sus propuestas programáticas, es la de expulsar de la profesión a los periodistas contrarios a su proyecto ideológico. Así, como suena. Una medida totalitaria muy de su gusto que, cuando se ha conocido, se han apresurado a decir que se trataba de “un borrador previo, pero que estaba descartada y no debía haber llegado al programa definitivo”. Pero el desmentido sólo huele a que les han pillado y no está bien sacar la patita en plena campaña electoral. 

En realidad, no debería sorprender porque ya el entonces líder de Podemos Pablo Iglesias proponía intervenir los medios de comunicación que no les aplaudieran y jalearan. Como el ahora metido a periodista de tertulia sectaria no pudo realizar su sueño se contentó con mostrar su deseo de sentar en sus rodillas a una conocida periodista crítica y “azotarla hasta sangrar”, sin que ninguna neo-feminista se molestara en levantar su voz ante tan machista y criminal actitud.

Pero eso es Sumar y quienes dirigen ese invento de la extrema izquierda, un partido que se siente más a gusto con los dictadores que llevan con puño de acero países como Venezuela, Cuba o Irán, que se caracterizan por su ausencia de libertades y donde los medios críticos no existen o están exhaustos por la persecución a la que han sido sometidos. Lo mismo que Yolanda Díaz -que no hizo ascos en eliminar a Irene Montero- quiere implantar en España: expulsar a los periodistas o intervenir los medios que no tragan con un Gobierno que tiene como socios a los terroristas o a los golpistas condenados por querer romper la unidad de España. O censurar a quienes no aplauden medidas como la de regalar 20.000 euros a los chicos cuando cumplen 18 años, una grosera forma de compra del voto.

En materia de promesas, ya se sabe que los políticos populistas son los primeros. Otra cosa es cómo se pagan esos dispendios. Sumar lleva en su programa 15 nuevas figuras de impuestos, desde incrementar el IBI hasta gravar aún más las herencias (impuesto prácticamente suprimido en las CCAA donde gobierna el PP), pasando por el buenismo de los alquileres o el falso progresismo de las bebidas azucaradas (para evitar la obesidad) o el de los plásticos (para salvar la tierra). En definitiva, quitar el dinero a los padres para dárselo a los chicos de 18 años, o presionar de tal manera a las clases medias hasta lograr su extinción, como ha ocurrido en sus países de referencia, con el objeto de tener unas masas dependientes de las ayuditas y subvencionaditas. En una palabra, viejas recetas de un comunismo fracasado. 

En ese engendro ideológico que es Sumar es en el que confía Pedro Sánchez para alcanzar una mayoría y revalidar su mandato. Busca en Yolanda Díaz la muleta que le permita frenar el avance de PP y Vox.