Yolanda resta

Por: José Antonio Martínez

Podemos, o los restos del naufragio electoral del otrora partido liderado por Pablo Iglesias, ha roto con Sumar. Los cinco diputados del Congreso se han pasado al Grupo Mixto cansados de la dictadura y los vetos impuestos por Yolanda Díaz.

Se trata de la crónica de una ruptura anunciada y, por tanto, no debería sorprender a nadie. Ione Belarra, única superviviente de la escabechina política practicada por Díaz, ha dicho basta, harta del ninguneo a que ha sometido a Podemos la líder de Sumar. Primero les barrió de las listas electorales del 23J, incluyendo a Irene Montero, la ministra más contestada del anterior Gobierno de Sánchez, aunque su polémica y reaccionaria ley del sí es sí fue respaldada y jaleada por la coalición social-comunista, Díaz incluida. Tras comprobar los perniciosos efectos de la ley -con miles de pederastas y violadores beneficiados por la misma- la líder de Sumar prefirió cortar por lo sano y se desprendió de compañías que la podían salpicar en su ambiciosa carrera por el poder. La purga continuó con la formación del nuevo Gobierno Frankenstein, cuando la sucesora a dedo de Pablo Iglesias vetó tanto a Irene Montero como a la propia Ione Belarra, condenándolas al averno político.

 Nada nuevo bajo el sol. En la más rancia tradición comunista, la alumna aventajada de Chávez y de Stalin en España ha optado por eliminar cualquier atisbo de sombra o de crítica, dando por acabadas las carreras políticas de en su día camaradas Belarra y Montero. No obstante, la ruptura en Podemos significa el fracaso personal de la líder de Sumar, que no ha sido capaz de mantener la coalición de extrema izquierda ni dos semanas desde la investidura de Sánchez.

Pillada en fuera de juego, la mediática líder de Sumar se ha apresurado a pedir a los cinco diputados de Podemos altura de miras para que no pongan en jaque las políticas progresistas del Gobierno que co-preside. Yolanda Díaz es consciente de que el Gobierno de Sánchez pende de un hilo por sus pactos contra natura y esa inestabilidad se agrava con la fuga de Podemos. Cualquier votación en contra de los planes del Gobierno sanchista pueden poner a éste al borde del precipicio. Y la responsable no es otra que Yolanda Díaz con sus prácticas personalistas, dogmáticas y totalitarias, dejando en claro que más que Sumar resta.